30 monedas: Dios y la libertad

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Lo siguiente es una transcripción de una partecita de la serie "30 monedas" (s01e03, "El espejo"), cuando Paco le va a preguntar al Padre Vergara sobre algo que encontró investigando junto a Elena.

Este diálogo se sucede primero con el Padre Vergara comprando en una carnicería (hay una interrupción no incluída aquí donde Vergara hace la compra, me encanta la escena, que grande Álex de la Iglesia) y luego caminando por el pueblo.

Durante la compra

Paco: ¿Cristo pactó previamente su muerte con Judas?

Padre Vergara: Le llaman el Evangelio de la Traición. La idea es muy simple: Dios es todopoderoso, ¿de acuerdo?

P: De acuerdo.

V: O sea que sabe todo lo que va a ocurrir, lo sabe y lo consiente porque forma parte de su plan, del plan divino.

P: Sí, se supone.

V: O sea que la traición de Judas también forma parte del plan. Cristo quiere ser traicionado. Es Cristo quien le pide a Judas que le traicione para que la salvación sea posible.

P: ...

V: Escúchame. Si Judas no le traiciona, Cristo no terminaría en la cruz, y no resucitaría. De hecho Judas es el mayor de los santos, porque entrega su alma para que Cristo cumpla con su destino. Judas se sacrifica por él. Eso es lo que decían los Cainitas.

Caminando por el pueblo

P: ¿Pero cómo puede ser que en toda mi vida yo no había oido hablar de esto?

V: No es un tema que surja así como así en el sermón del domingo...

P: Bueno, pero esta historia de los Cainitas lo pone todo en entredicho, ¿no?

V: ¿Cómo "todo"?

P: Joder, pues la Religión. Si resulta que Judas estaba haciendo lo que le decían, eso lo cambia todo.

V: Por eso desapareció el Evangelio.

P: O lo hicieron desaparecer, porque era bastante molesto.

V: En principio sí.

P: ¿Cómo que "en principio"?

V: Siempre ha habido sospechas de que esta herejía tenía sus adeptos, incluso hoy en día. De hecho, no deja de tener cierto fundamento lógico.

P: O sea que lo defiendes.

V: No, pero es tan ilógico como la versión oficial. Los atributos del Señor siempre han dado problemas. La cuestión esencial siempre ha sido la cuestión del Mal: ¿por qué Dios permite la existencia del Mal?

P: ¿Por qué?

V Si un hombre no puede elegir entre el Bien y el Mal, ¿es libre?

P: ¡Para que seamos libres!

V: Pero eso significa aceptar el sufrimiento de los inocentes. La pobreza, la injusticia, el crimen. No es tan fácil ser libre. Sale caro.

P: El mal es necesario para que exista el bien.

V: Pero si el mal es necesario es como decir que es bueno, que los que hacen el mal sólo interpretan su papel dentro del plan divino. Sería como decir que es bueno hacer el mal. Eso, es lo que defienden los Cainitas.

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