Para mi último cumpleaños Moni me regaló una cata de vinos.
Fue en el Mercado Gourmet Amparo, sucursal de la zona de Cañitas, donde tienen un primer piso hermoso para tal fin.
La cata fue comandada por Claudia Piedrabuena, docente de la Escuela Argentina de Vinos y de la Escuela Argentina Sommeliers, y para este caso puntual embajadora de marca de Pernord Ricard, empresa internacional que compró hace unos 20 años a Etchart, marca/bodega argentina bastante conocida.
Etchart es una bodega fundada a mitad del siglo XIX, en Cafayate (Salta), a más de 1600 metros de altura sobre el nivel del mar. Esa altura es clave para lograr los vinos que logran, y aunque no es algo tan tradicional como "Mendoza", bien los valen.
Disclaimer: no voy a "evaluar" los vinos (no soy quién) más que agregar algún detalle puntual, todos eran muy muy ricos (y muy muy caros para el nivel de vinos que manejo).
La cata arrancó con los blancos. El primero era un torrontés (del que cuento más abajo), el otro un Viognier 2022. Los tintos fueron tres, un Cabernet Franc 2022, un Etchart Arnaldo B. Gran Reserva 2020 (blend) y un Assemblage 2022 (Malbec Malbec).
Vuelvo al primer vino porque resultó que tiene toda una anécdota atrás. Resultó de un hallazgo fortuito, un vino que encontraron en unos depósitos de cemento de antes de que Pernord Ricard comprara la bodega a sus dueños originales. O sea, dijeron "che, qué les parece si aprovechamos esos depósitos de cemento que están ahí desde que compramos esto", fueron, y resultó que uno tenía contenido. ¡Y el vino estaba bueno! Es más, luego de embotellarlo y esperarlo un poco más, mejor. Y es así que terminé probando un torrontés de 32 años. Increíble la consistencia que tenía, era más denso que un vino común... se movía como un whisky bueno en la copa, supongo que es el añejamiento.
En fin, una experiencia muy interesante, da para repetir :)