Esta semana se nos murió Mario Wainfeld.
Hace tantísimo que no sentía una tristeza así por un fallecimiento. La primera del plural en la primera oración es a propósito, lo escuchaba a diario en el podcast de Gente de a Pié, su programa histórico, últimamente en Radio Nacional, y esa cercanía hacía que se lo sintiese uno más de nosotros.
Voy a extrañar mucho de lo que nos hablaba, pero más que nada su faro moral, la capacidad de parar la pelota en todos los ámbitos y resaltar lo importante. Como le gusta decir a Aliverti, Mario era (es) un "imprescindible".
No sé despedirlo, no puedo despedirlo. Vayan y lean otros textos, como el de José Natanson, el de Martín Rodriguez, o el de Martín Granovsky.
Chau, Mario.