Ayer fuí a la marcha contra el fallo de la corte suprema berreta que tenemos estos tiempos en el que pretenden aplicar una vieja ley que ya no está vigente para bajarle la condena a criminales de lesa humanidad.
Fue impresionante. Y fue necesario. Como leí por ahí, hay un momento para las redes sociales virtuales, pero también hay un momento para ir y poner el cuerpo.
Ningún genocida suelto. No queremos que esas bestias asesinan disfruten ni un día de libertad, que se mueran en carcel común.
"Esta vez no vamos a decir 'gracias por acompañarnos', porque todos los que estamos acá es porque repudiamos la decisión de la Corte. Estamos acá celebrando porque el pueblo unido jamás será vencido", dijo en un momento Taty Almeida, y siguió "Los organismos de derechos humanos decimos nunca más a la impunidad, nunca más torturadores, violadores, apropiadores de niños. Nunca más privilegios para los criminales de lesa humanidad. Nunca más terrorismo de Estado. Nunca más genocidas sueltos. Nunca más el silencio. No queremos convivir con los asesinos más sangrientos de la historia".
Estela Carlotto también habló: "La dictadura no es un hecho del pasado lejano. Que la corporación judicial nos escuche, porque no claudicaremos en nuestro reclamo nacional e internacional en la defensa de los derechos conquistados. ¡Levanten los pañuelos! ¡Por los 30 mil desaparecidos!"
Fuimos medio millón. Más treinta mil que no estaban pero sí.
