No soy de hacer cumpleaños. Moni siempre hace al menos alguna cena, pero yo, la mayoría de los años, le esquivo. Otras veces hacemos algo en conjunto... es que cumplimos tan cerca uno del otro, que está bien aprovecharlo para hacer la mezcla de gente.
Este año, decidimos hacer algo distinto... no una cena o almuerzo, como siempre, sino una fiesta.
¿Fiesta? Fiesta. Desde las once de la noche, alcohol, baile, no apto para niños. En casa, sí, lo que era un desafío doble.
Por suerte conté con tres ayudantes de lujo que me ayudaron con la logística y a preparar/acondicionar la casa desde unas horas antes. También colaboró mi hermana, que se preparó unas pizzas bárbaras que salieron a la madrugada para rellenar estómagos. Y el groso de Cristian, que hizo de barman toda la noche.
Obviamente Moni y yo también laburamos como perros, ese día y los anteriores, comprando todo y preparando mil cosas. Pero bueno, era nuestro cumpleaños :)
¡La fiesta salió muy bien! La gente se divirtió mucho, y comió y bebió bastante. ¡Y hasta bailaron! (nótese el uso de la tercera persona del plural). El único inconveniente era que había mucho barro en el fondo, pero como fuimos solamente 32, el jardín casi no se usó.
¡Muchas gracias a todos los que vinieron y le pusieron onda! Todas las fotos, haciendo click en el montaje.