Viajamos el jueves... queríamos salir más temprano, pero terminamos armando casi todo el mismo jueves, así que no salimos antes de las once y cuarto.
El viaje se hizo corto, en parte porque son solo 280 km hasta allá, y en parte porque con Moni manejamos la mitad cada uno. Por otro lado, la ruta estaba bastante cargada, y algunos tramos se hacían lentos.
Llegamos a eso de las cuatro y media de la tarde. Diana y Gus estaban de antes, ya habían hecho la carpa y estaban almorzando. Nosotros veníamos comidos del viaje, así que nos pusimos a hacer la carpa, descargar el auto, inflar el colchón... armar todo, bah.
Antes de que anocheciera fuimos a pegar una vuelta, y de paso a buscar algo de leña que había sido amontonada vaya uno a saber por quien, pero que el guarda del camping nos dijo que podíamos usar. No la íbamos a usar esa noche, pero la queríamos poner a resguardo, porque quizás llovía y no queríamos que se mojara (igual estaba un poco húmeda...).
Ese día para cenar hicimos un arroz con verduras y caballa, que no nos llegó a sacarnos el frío, y nos fuimos a dormir. Es que hacía mucho frío. Igual, cuando ya habías entrado en calor podías dormir, pero nos pasó que Felu se despertó un par de veces y Moni se recontracongeló hasta que pudo hacerlo volver a dormir, :(
Al otro día, luego de desayunar salimos a pegar una vuelta por la ciudad. Por suerte, a pesar de ser viernes santo, encontramos un supermercado abierto y pudimos comprar carne, carbón, verduras, etc.
El centro está lindo, una plaza muy cuidada (aunque con la fuente apagada), las calles pintorescas, una plaza seca de juegos para chicos, bien. Lo que no nos gustó fue un monumento que había en la plaza, que resalta con orgullo que la ciudad fue una avanzada en la matanza de los indígenas que se realizó bajo el gobierno de Rosas.
Volvimos al camping, Gustavo hizo un rico asado, y a la tarde, luego de un poco de fiaca, y aprovechando que el frío había aflojado un poco, nos fuimos yendo todos a bañar.
Luego jugamos un Tute Cabrero mientras anochecía, y acto seguido fuimos a cenar al pueblo... la verdad es que muchas opciones no había... sólo dos lugares para comer. Fuimos al que más hogareño nos parecía, y resultó ser sólo pizzería: pero las pizzas estaban muy ricas, y estaba calentito. Así que volvimos con la panza llena y a dormir.
De nuevo estuvo complicado descansar, por el frío, así que con Moni terminamos de tomar la decisión de volvernos el sábado a la noche, para no tener que volver a dormir con ese fresco. Sí, nos perdimos el domingo, pero la verdad es que tampoco podríamos haberlo aprovechado demasiado, ya que debíamos salir medianamente temprano para volver tranquilos con la millonada de gente que vuelve también a sus casas luego del fin de semana largo.
El sábado hizo mucho sol, pero no llegaba a calentar demasiado en el camping abajo de los árboles. Por eso es que nos fuimos de picnic a unos cien metros de la carpa donde el sol pegaba lindo, y así pasamos la mañana calentitos.
La tarde se fue pasando entre comida, charlas, un paseo que hicimos caminando por los alrededores del camping, y el desarmado de la carpa y armado de todo adentro del auto, y a la tardecita emprendimos el regreso. Nuevamente manejó la mitad Moni, y llegamos bien entrada la noche, pero no tan tarde, con tiempo para incluso acomodar muchas de las cosas antes de irnos a dormir.
La pasamos bien (todas las fotos acá), pero un bajón el frío... para el año que viene, veremos si podemos hacer que semana santa caiga en Febrero, :p