Fuí gentilmente invitado a dar una charla en dicho evento (EDITADO: la url no existe más), en la Universidad Católica de Lima, Perú.
Llegué el lunes bien tarde, y me volví el sábado al mediodía para Argentina. En el medio esta buena gente me trató más que bien: me sacaron siempre a almorzar/cenar, me llevaron/trajeron a la Universidad, etc. (no solo los organizadores, sino también Nico Valcarcel, compañero de Canonical, que se re portó).
Lamentablemente no pude pasear demasiado por Lima... aunque era la primera vez que iba me quedé sin ver nada más que lo que espié desde taxis y coches, porque tenía que trabajar durante mañana y tarde (el evento era a la noche). Es que era esto o no ir para nada, porque estamos trabajando contra reloj por la liberación de Lucid Lynx y no era momento de tomar días de vacaciones).
Pero la visita me sirvió para conocer a Fernando San Martín, de Chile, que dio una charla muy interesante sobre la importancia de los proyectos de código abierto en la formación profesional, y con el que charlamos muchísimos temas de software y demás (y también de los lamentables sucesos sísmicos acaecidos recientemente en su hogar). También pude conocer y charlar con otras personas de la comunidad peruana, como Rosa María, Marcos, Diego, Antonio, y tantos otros.
Mi presentación fue sobre Python en el mundo real, y la verdad es que salió muy bien (siendo la primera vez que la daba)... la gente no se durmió, se mostró muy interesada, y al terminar hubieron decenas de preguntas, no sólo en el espacio que correspondía, sino afuera del auditorio, y en todo el camino hacia la salida (ya cuando la gente de la Universidad nos echaba porque debían cerrar).
Algunos comentarios sobre Lima:
Manejan mal, muy mal. Demasiado rápido, saltando de carril en carril, frenando demasiado cerca de los otros autos, cruzándose a otros que quieren pasar primero, siempre haciendo luces y tocando bocina. Creo que escuché más bocinazos en estos cuatro días que en el resto de mi vida...
Hay muchos casinos. Habré visto unos 30 distintos, desde pequeños locales a megacasinos todos iluminados. Según me comentaban, es porque no hay una legislación fuerte al respecto, así que hacen medio lo que quieren.
La cocina es buenísima, todo muy rico y no hubo nada que no me haya gustado. Encima, siempre me invitaron a probar muchos platos con mucha variedad... comí más que demasiado (y bebí otro tanto), la verdad, porque estuvo todo muy rico. Ahora ya respiro tranquilo, pero en algún momento pensé que me estaban engordando y que me iban a carnear en el cierre del evento...
Me queda pendiente visitar la ciudad desde un punto de vista más turístico, seguramente volveré en el futuro. Muchas gracias a Rosa María Orellana y todo su equipo de trabajo por este evento.