Acabamos de tener una sesión en UDS donde discutimos cómo iba a ver, un usuario que está instalando Ubuntu, que tiene la opción de configurar UbuntuOne.
Queremos que todo el mundo tenga una cuenta UbuntuOne, ya que muchas aplicaciones de escritorio van a tener mejoras a través de este servicio, incluso aunque nunca pagues un peso.
Entonces la discusión es: armamos un servicio, agregamos funcionalidad, gratis, y queremos que la gente al instalar Ubuntu se configure una cuenta, para que su experiencia sea mejor.
¿Cómo lo hacemos? En cualquier otra compañía, habría venido la gente de Marketing y habría dicho "hay que hacerlo así y así". Esto es un diferencial de cómo hacemos las cosas en Canonical, de la cual estoy muy contento: estuvimos durante una hora, más de treinta personas (algunas trabajan en la empresa, otras no, todas cuidando tener un mejor Ubuntu), discutiendo cual sería la manera menos intrusiva de ofrecerle la opción al usuario.
Por ejemplo, la manera más fácil de hacerlo es poner un icono en el escritorio del usuario. ¡Pero no queremos eso! A ninguno de nosotros nos gustaría que el proceso de instalación nos deje "cosas" en nuestro entorno, y como no nos gusta que nos lo hagan a nosotros, tampoco se lo haríamos al usuario...
Parece fácil de "pensarlo", ¿no? Bueno, no. Hay que encontrar un equilibrio entre ser visible y no, y hay muchas variables que uno no tiende a considerar. Y este tipo de sesiones, donde gente de la comunidad y la empresa con experiencia en la interacción con el usuario durante el proceso de instalación piensan juntos, es la mejor manera de lograr un mejor producto a futuro.