El civil
Era un paso necesario, ya que sin el trámite en el Estado uno no está legalmente casado. Nosotros ya éramos oficialmente concubinos, así que este trámite para mi no significaba demasiado.
El trámite, como trámite, no es sencillo. Fui dos meses antes al registro civil a averiguar (personalmente, porque página web no tienen, y el teléfono no lo atendían nunca) y me dijeron qué papeles teníamos que llevar 45 días antes para reservar el día en que nos queríamos casar. Pero fui 45 días antes (un viernes), y cuando me atendieron me dijeron que tenía que ir lunes o martes... pero otra chica que también había ido ese día, y yo, hicimos el quilombo suficiente para que nos acepten el trámite igual.
Nos dieron muchos formularios para llenar, algo para pagar en el banco, y una fecha para llevar todo eso. Fuimos entonces (diez días antes del casamiento), presentamos todo, y nos dieron una papeleta para hacernos un examen de sangre (teóricamente para ver si tenemos enfermedades venéreas), examen que nos teníamos que hacer justo siete días antes del casamiento, y presentar los resultados en el civil el día anterior. Sí: la última semana, en la que todo es un quilombo, también hay que correr con todo eso.
Pero hicimos todo, y a las 11:30 del jueves 23 de Octubre comenzaba nuestra ceremonia en el civil. Teóricamente teníamos que estar quince minutos antes, pero la verdad es que esa mañana teníamos muchas cosas que hacer: Moni se tenía que peinar, ir al laverrap a buscar ropa, recibíamos las cosas del lunch que compramos, venían a entregarnos hielo para enfriar las bebidas, y yo tenía que hacer un push de un branch del laburo, que me había quedado del día anterior. No veníamos mal con el schedule, pero Moni se atrasó en la peluquería, y yo tuve que salir corriendo a comprar hielo a una estación de servicio, porque el que lo tenía que traer nunca apareció. Así que terminamos haciendo todo a las corridas y llegamos al civil 11:31 (sí, un minuto después).
Ya estaban todos esperándonos (familia, amigos, fotógrafo, y un montón de nenes del jardín de Moni), pero las ceremonias anteriores se habían atrasado, así que tuvimos como veinte minutos de espera antes de empezar.
Cuando fue el minuto indicado, nos hicieron pasar primero a los novios, luego a las testigos (una de las mejores amigas de Moni, Lá, y mi hermana, Diana), y finalmente al resto, ¡incluso a los niños! Las sillas eran pocas, pero entramos todos: algunos sentados, el resto parados alrededor, y los nenes del jardín todos sentados en el piso a la izquierda de Moni, ¡un encanto!
El juez habló un rato, leyeron un par de leyes, le preguntaron un par de cosas a Moni, pedimos un aplauso para Kike (porque por él y Fabi nos conocimos), firmamos los documentos, firmaron las testigos, fotos fotos fotos, abrazos besos abrazos, arroz arroz arroz, más abrazos y fotos, etc.
Luego, los que podían por el laburo nos acompañaron a casa, donde almorzamos las cositas que habíamos comprado, más algo que cocinamos nosotros, un matambre espectacular que hizo mi vieja, y un flan autoría de la mamá de Moni.
La ceremonia
El sábado 25, nuestro día de casamiento, arrancaba con la ceremonia a las once de la mañana, en la casa de mi primo Adrián, en Luján.
Algunos atrasos de personas claves en la ceremonia hizo que arranquemos más tarde (lo que me tenía a mi cortando clavos, porque parecía que iba a llover en cualquier momento, y a Moni, escondida por el vestido, deshaciéndose de nervios), pero esto dio tiempo a que siga llegando gente y a que Gus acomodara algunas cosas en la Parrilla (empezó tarde por mi culpa). Igualmente la mayor cantidad de invitados ya había llegado, muchas en el micro que coordinaron Ceci y Chaghi. Gracias a los tres por estos laburos.
Finalmente pudimos arrancar. Lá (la maestra de ceremonias) y yo nos subimos al pequeño escenario conseguido por mi primo, improvisado con un carretón. Y cuando largó la música Moni hizo la entrada desde la otra punta de la casa, absolutamente hermosa, y bastante nerviosa, acompañada por su hermano Mariano y por la Kiki, que llevaba una canastita...
La ceremonia fue muy personal, muy nuestra, tal como Lá comenzó diciendo en sus palabras iniciales. Pensamos nosotros las partes, pero dejamos a cargo de ella los ritmos y agregados que quisiera hacerle.
Luego de esas palabras iniciales de la maestra de ceremonias, pasaron a decirnos unas palabras Kike y Fabi, que como dije antes, eran los responsables de que nos hayamos conocido. Luego volvió a hablar Lá, contando muy bien que una de nuestras ideas era incluir a la naturaleza en nuestra ceremonia, plantando un árbol. Acto seguido bajamos del escenario, y nos acercamos hasta un níspero (gracias tía Vivi por conseguirlo), y lo plantamos en un pocito que yo había hecho temprano esa mañana.
Si la ceremonia parecía ordenada hasta ese momento, ahí dejó de estarlo, ya que la gente se movió con nosotros, y luego volvimos todos a nuestros lugares, Moni y yo con las manos apenas sucias, y los zapatos un poco embarrados, :) Nuevamente arriba del carretón, seguimos con el paso siguiente, que era descubrir nuestras alianzas. Esta fue la parte que más sorprendió, creo, porque hicimos subir a la Kiki con su canastita, pero en lugar de sacar dos anillos de la misma, sacamos una tijera con la que procedimos a cortar los vendajes que ocultaban que en el dedo anular de la mano izquierda de cada uno nos habíamos hecho un tatuaje.
Para recomendación de Lá, expliqué a todos la alianza que habíamos diseñado con Moni... en el marco de un escudito pusimos cuatro símbolos: una varita de hada (referencia clara a Moni); un camino, que siempre le gustaron a ella y que es anagrama de su nombre; un bastón de brujo (referencia esta vez a mí), y la letra griega pi, que representa mi gusto por la matemática y todo lo científico, y que es cacofónico a .py (sí, de Python...).
Como parte de ese momento, y en función del por qué de toda la fiesta y el compromiso que estábamos contrayendo, Moni y yo a continuación nos dijimos unas palabras, y dejamos paso al próximo momento de la ceremonia, donde Pablo y Claudio, en guitarra y voz respectivamente, nos agasajaron con una canción que habíamos elegido nosotros: La razón que te demora, de La Renga.
Hay un siempre para la batalla y la razón que te demora si hay una sombra para cada luz corras a donde corras.
Obviamente la canción no está preparada para tocarla sólo con una guitarra, pero los chicos la arreglaron muy bien, y salió espectacular, ¡muchas gracias a ambos!
Acto seguido pasaron al frente tres amigas de Moni: Poli, Juli y Laura, a decir algunas palabras sobre ella/nosotros, y luego Lá le dio el cierre a esta ceremonia. Sinceramente salió todo muy bien, ¡muchísimas gracias Lá!
Para terminar con la fase "en casa del Primo", bajamos del escenario y comenzamos a caminar hacia la Parrilla donde haríamos la fiesta. Nos tiraron pétalos de rosas al principio (¡fué sorpresa! gracias Má), y luego caminamos esas tres cuadras acompañados por toda la gente, realmente muy lindo.
La fiesta
Cuando llegamos a la parrilla pasamos directamente al parque que está atrás del salón, donde nos esperaba una regia picada bajo la sombra de los árboles... salamines, quesos varios, jamón crudo, panes saborizados, aceitunas, y varios etcéteras más. Comimos, bebimos, charlamos, y nos distendimos...
Mientras los invitados disfrutaban, con Moni nos escapamos unos quince minutos a otros rincones del parque a sacarnos algunas fotos "armadas" por el fotógrafo. Pero volvimos rápidamente, porque la verdad que ese tipo de fotos no es lo nuestro, pero ese era el momento de hacer algunas...
Así que volvimos a la picada, y luego de un rato ya entramos con la gente al salón, donde nos acomodamos en las mesas para la primera parte del asado. Acá la gente descubrió los centros de mesa que preparamos con Moni: unas macetitas con planta y todo que tenían pinches con las fotos de los integrantes de cada mesa (fotos, por supuesto, extraídas de nuestra colección personal).
Mientras la gente comía un poco, con Moni recorrimos las mesas sacándonos las típicas fotos con cada grupo (esto era una de las pocas cosas que "se hacen siempre" que sí queríamos...), y luego de un rato más nos fuimos a la parte del baile del salón, donde nos dispusimos al baile inicial de los casamientos. Nos acomodamos con Moni en el centro de la pista, y llamamos a todos los invitados, que se iban acomodando alrededor, sorprendidos porque creían que íbamos a bailar un vals. Sin embargo, arrancamos bailando un rockito de Creedence (Hey tonight), el cual bailamos casi entero hasta que empezamos a alternar con los invitados, y se armó el bailongo general. Debo admitir que yo, como bailarín, soy buen ingeniero, así que no se puede decir que haya hecho siquiera un papel decente en eso de mover las patas, pero lo que valía era la intención (y más de uno me felicitó por el coraje que hay que tener para salir a bailar de esa manera tan horrible enfrente de todos, :p).
Cuando la energía de la gente fue amainando, volvimos todos a sentarnos para seguir con el resto del asado. Luego vino otra tanda de baile (con música que no me gusta bailar, así que sólo miré un rato mientras la gente se divertía). En un momento me agarraron entre varios y me alzaron, y comenzaron a llevarme a algún lado, pero como no sabía qué querían hacerme, me defendí de la mejor manera en esos casos: agarrándome de todos lados como un gato cuando lo acercás a la pileta. Resulta que sólo querían revolearme un poco (¡hubieran avisado!), pero no pudieron.
El próximo momento planeado de la fiesta era arrancar con los juegos: como nosotros no nos gustaba la secuencia típica de comer/bailar alternados, decidimos que luego del postre arrancaríamos con juegos de mesa de todo tipo, nuevamente al aire libre. Así que mientras Moni armaba la mesa especial para niños, Alecu y yo armábamos el resto de las mesas y distribuíamos todos los juegos. ¡Gracias Alecu por coordinar esta fase!
La verdad que esto de los juegos gustó bastante... aunque el DJ quiso armar distintos bailes, la gente estaba enganchada jugando en distintos grupos, a distintas cosas.
Interrumpimos en un momento esta parte porque se vino la mesa de dulces y el brindis correspondiente. En nuestro caso no quisimos la torta de casamiento típica, sino que nos deleitamos con algo muchísimo mejor: el mundialmente famoso lemon pie de mi hermana, ¡gracias Diana!
Y luego seguimos jugando y charlando entre todos mientras iba cayendo la tarde. Ya para el final de la fiesta salieron unos sanguchitos de carne, y luego todo se fue terminando lentamente, mientras la gente se iba retirando con sus souvenirs (unas tablitas de madera para cortar quesos y fiambres).
Conclusión
Luego de saludar a todos y agradecerles por haber venido, con Moni (completamente extenuados) volvimos a la casa del Primo, donde pasamos esa noche abusando nuevamente de su hospitalidad... ¡gracias Adrián y Analía por todo lo que hicieron para que salga todo tan bien!
Habrán visto infinidad de agradecimientos durante todo el relato, y seguramente me estoy olvidando algunos y no incluyendo aquellas ayudas que fueron de "backup" y que luego no terminamos utilizando. Es que nuestros amigos y familia nos ayudaron muchísimo en todo este proceso, y con Moni se los agradecemos de todo corazón. Ah, ¡y gracias a Javier y Chaghi por las fotos de este post!
Y así termina esta parte de la historia, que continuará luego en otro post con el relato de nuestra luna de miel.