Bruno Becker despertó en la cama de un lugar limpio, aséptico, olía como un hospital. Aunque pensó que había abierto los ojos, aún tenía los párpados cerrados, y sólo veía manchones de luz. Segundos después pudo finalmente abrirlos viendo una potente luz sobre él.
Durante un larguísimo instante, creyó que estaba en la morgue donde trabajaba Fabián Di Francesco y que todo había sido sólo un sueño.
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Así comienza el último capítulo <"http://www.taniquetil.com.ar/bdvfiles/hr/hr.html#16>`_ del libro, eso fue todo.
Espero que lo hayan disfrutado.