Alcance

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Ganduxer caminaba por una pradera bien cuidada. El pasto cortado, los canteros con flores multicolores. A lo lejos, se veían hileras de árboles movidos por el viento. Más acá, en la misma dirección, una bandada de gorriones picoteaba semillas del pasto. Ganduxer abandonó el sendero demarcado por piedras blancas y caminó hacia los pájaros.

A pocos metros de ellos salió corriendo moviendo los brazos y disfrutó el ver que los gorriones levantaban vuelo asustados. Caminó hasta los árboles y se recostó contra uno de ellos. No recordaba haberse sentido tan libre y en paz desde que era un niño y su madrastra lo había llevado a la Reserva de Especies.

(`sigue acá <http://www.taniquetil.com.ar/bdvfiles/hr/hr.html#11>`_)

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