Bruno no se dio cuenta lo cansado que estaba hasta que se acostó. Había decidido ir a la mina a la mañana siguiente, por lo que llamó a su secretaria para avisar que estaba bien y que iría al otro día. No acostumbraba a justificar sus ausencias o sus tardanzas, pero no quería que se asustaran, ya que él debería haber vuelto a trabajar de las vacaciones el día anterior.
A la mañana siguiente, se levantó, se bañó, y cuando se estaba secando, llegó un mensaje de conserjería indicando que había alguien esperándolo en la recepción del hotel. Bruno activó el videófono y le indicó al conserje que le pidiera una identificación al visitante, que tomara sus datos, y que le dijera que esperara unos veinte minutos, que él bajaría. (sigue acá)