Segundo capítulo de Hielo Rojo.
Además, acomodé un poquito mejor las imágenes, y agregué una cita abajo del título, de la que me había olvidado antes.
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Cuando despertó le dolía tremendamente la espalda. Yacía acostado, semidesnudo, en una especie de camilla. Estaba en un lugar limpio, aséptico, olía como un hospital. Aunque pensó que había abierto los ojos, aún tenía los párpados cerrados, y sólo veía manchones de luz. Segundos después pudo finalmente abrirlos viendo una potente luz sobre él.
A su alrededor había demasiados cromados como para ser un hospital. Se sentó en la camilla, la cual no era sino una plancha de acero inoxidable. Comenzó a registrar con la vista la habitación. Buenas luces, grandes casilleros cubriendo una pared. Frente a él, una camilla similar a la que estaba él, y más allá, junto a la camilla, una mesita con instrumentos de cirugía. ¡Estaba en una morgue, sobre una mesa de autopsias! Se dio vuelta asustado, para ver la mesita que correspondía a su camilla y allí estaba el resto de su ropa, prolijamente doblada. (sigue aquí)