El miércoles, y para mi gran satisfacción fue condenado a reclusión perpetua el ex capellán de la policía bonaerense e hijoderemilputa Christian Federico Von Wernich.
Básicamente lo van a poner a la sombra por partícipe necesario en la privación ilegal de la libertad agravada de 34 personas y coautor de la aplicación de tormentos agravados de 31, y coautor de la privación de la libertad agravada y del homicidio triplemente calificado de siete personas. O sea, raptó a 34, torturó a 31, y raptó y asesinó a 7. Un nene de pecho, ¿no?
"Yo sé muy bien lo que hice, por qué lo hice y con quiénes lo hice. Nadie me va a prohibir dar misa ni perderé ninguna de mis atribuciones", dijo en 1984 Von Wernich en una entrevista publicada por Siete Días.
Se nota que el tipo sabe en qué clase de estructura está metido, en la santísima Iglesia Católica, que no solo apañó en su momento sus acciones, sino que ahora no le va a tirar ni de las orejas. Ayer, ya preso en el penal de Marcos Paz, el tipo dio misa y todo. Obviamente, a pesar de la condena por delitos de lesa humanidad, cometidos "en el marco del genocidio", que pesa sobre él, Von Wernich no será sancionado por el momento por la Iglesia Católica y por lo tanto podrá seguir ejerciendo el ministerio sacerdotal que lo habilita para celebrar la eucaristía e impartir el resto de los sacramentos.
Por supuesto que hay curas que tienen otra actitud, a los que vale la pena recordar, como Carlos Mugica (en 1972 dijo "El Señor no nos dijo 'ustedes pueden matar o no matar'. Pero debemos estar dispuestos a morir."; recordemos que Mugica fue asesinado por la Triple A). Pero creo que esto curas hicieron y hacen mucho bien a pesar de la Iglesia, no por ella. Tengan en cuenta quién es el máximo representante de la Iglesia, elegido por la misma, y a la que todos los católicos practicantes reconocen como representante de Dios en la Tierra...