Luego del cierre de la conferencia, el sábado, desarmamos todo y partimos hacia Except, algunos en auto, otros caminando, donde más tarde se haría la 23era reunión de Python Argentina.
Allí primero comimos todos los que habíamos ido directamente desde la conferencia, y justo luego de comer, se largó la reunión. No voy a entrar en mayor detalle acá, pero tienen en el sitio de PyAr una muy buena minuta (¡gracias César!).
Luego de la reunión, algunos partieron de joda hacia 990 (un pub de la zona), y otros nos quedamos de joda ahí mismo en Except: fueron a comprar fernet, coca e hielo, y nos pusimos a charlar de temas generales y a jugar al Mafia (¡hasta las cinco de la mañana!).
De ahí al hostel, a dormir la última noche. Al otro día, luego de bañarme, cerrar el bolso y hacer el checkout, me pasaron los chicos a buscar para ir al asado. El viaje fue divertido; nos habían explicado cómo ir, y yo confiaba en mi memoria, pero no contábamos con que las calles que debíamos tomar iban a estar cortadas. Nos perdimos un poquito, pero llegamos bien.
El asado estuvo buenísimo, no sólo por la comida en sí (carnes varias, ensaladas, vino tinto), sino por la gran cantidad de gente de la comunidad. ¿Quién dijo que el software libre no paga? Ese tipo de eventos me ponen muy contento.
Finalmente llegó la hora de partir, previa foto de el subconjunto de los presentes que éramos de PyAr:
El viaje de regreso fue sin mayor inconveniente. Matías probó ser un eficiente conductor, incansable, un relojito. Terminé acostándome a las dos y media de la mañana, con un cansancio que sigo arrastrando el resto de la semana.
Pero feliz.
PD: Ya publiqué todas mis fotos del evento, :)