El fin de semana pasado, el largo, fue de fiesta en fiesta.
El viernes arrancamos con el casamiento de Nico y Romi, primos de Mónica. La ceremonia en la iglesia ni fú ni fá, ya que estábamos atrás y no se escuchaba nada, y el casamiento fue a toda pompa.
La comida una vez sentados estuvo bien. Pero vale la pena destacar la que había en la recepción. Desde los clásicos saladitos y sanguchitos varios, a tablas de picada (quesos varios, incluído queso azul, salames, longaniza, jamón crudo, etc), panchos y hamburguesas. Comimos demasiado... ¡ya antes de empezar!
El sábado a la mañana tuvimos el cumpleaños de Tiziana: sus dos añitos. Animado por la madre (compañera de Móni en el jardin de infantes), estuvo muy divertido. Y para variar, seguimos comiendo (muy buena la tarta de jamón y queso, así como las empanadas).
El sábado a la noche, otro casamiento. El de mi prima Karina con Pablo. La yapa del casamiento era el bautismo de Nahuel, el hijo de ambos. La ceremonia estuvo muy bien, fue muy linda. El mejor detalle de la misma es que la hicieron de frente al público, no de espaldas al mismo.
La fiesta, luego, nos "obligó" a seguir comiendo. En este caso destaco los sanguchitos de matambre, ¡espectaculares!
El domingo al mediodía descansamos, pero a la noche tuvimos otro cumpleaños: el de Alfredo, el novio de Lá (amiga de Mónica). Lo hizo en un restaurante de Pilar, y la comida estuvo muy buena, en general.
El lunes me fuí a la casa de mi papá, que hizo chancho y pollo a la parrilla. ¡Qué manera de terminar el fin de semana!
Corolario de la cantidad de comida ingerida en los cuatro días: en la madrugada del martes me empecé a sentir mal, con una mezcla de dolor de estómago y de hígado. No fuí a trabajar y estuve todo el día a té con limón y SevenUp.
Ya estoy recuperado, pero creo que se viene un mes de semidieta para empezar a bajar la panza, :s