Este es un post que debo desde hace más de dos semanas. La realidad es que lo tenía en la cabeza, pero el nuevo trabajo no me deja ni respirar: mucha información que absorber, mucha gente con la que hablar, mucho trabajo para hacer, mucho todo. Seguro que son las primeras semanas, después me acostumbro. No deja de ser interesante.
Bueno, ya me fuí para cualquier lado. Volviendo al tema que nos convoca (¡tomá con la frase!), les contaba que tenía pendiente este texto. Para ser sinceros, lo debería haber tenido listo para el último día en Movistar, pero me fuí a PyCon y en lo menos en que pensé fue en este texto de despedida...
Es complicado hacerlo, pasaron más de seis años desde que entré en Movistar. Y considerando que en el trabajo anterior sólo había estado un año y medio, me parece toda una vida. Crecí muchísimo, aprendí infinidad de cosas en todos los niveles. Pero me estoy yendo de nuevo por las ramas, la idea de este post es contarles momentos, experiencias, recuerdos que no voy a olvidar.
Hay recuerdos que no voy a borrar Personas que no voy a olvidar Hay aromas que me quiero llevar Silencios que prefiero callar Y allá, el tiempo que me lleva hacia allá El tiempo es un efecto fugaz Brillante sobre el mic (Fito Páez)
El comienzo
Me parece bien comenzar por el principio, por hacer alarde de un órden mental que normalmente no disfruto. Los primeros recuerdos de Movistar, entonces Unifón, más allá de la entrevista inicial, datan de un jueves 27 de Enero del 2000. Llegué al cuarto piso, y me senté en el escritorio de Nicolás Cosarinsky, que estaba ocupado, como siempre. A los quince minutos llegó Diegote, y ahí nos comenzaron a explicar de qué venía la mano. Ya desde ese día comenzamos a trabajar juntos con Diego, nos caímos bien. Y una de las cosas que más rescato de mi paso por esa empresa es haberlo conocido. Un amigo.
Diego ya estaba trabajando en Unifón, en el Call Center de Mar del Plata. Tenía más idea de la telefonía celular, pero estaba en bolas igual que yo con respecto a la ingeniería de la red. Así que Nico (y luego Rodolfo, y Juan Pablo) nos fueron explicando como era todo, como estaba conectada la red, la estructura de la misma, etc.
Los primeros pasos como trabajadores en el sector los hicimos resolviendo incidencias. Agarrábamos un reclamo de un abonado, y empezábamos a revisar toda la red hasta encontrar algo que estaba mal. Aprendimos muchísimo en ese proceso, al punto que siempre recomendábamos a todos los nuevos que empezaran resolviendo incidencias, :p.
Por esos primeros días también conocí a Aleja y a Claudia. A Ale la vi cuando me fuí a entrevistar con Adolfo, y a Claudia, uno de los primeros días, cuando fui a buscar cosas de librería. Los que la conocen se pueden imaginar como me habrá tratado, yo siendo nuevito y yendo a hincharle las pelotas para buscar unas lapiceras, jajaja. También conocí enseguida a Germany, porque me sentaron directamente enfrente de él. Malhumorado si quiere, no tenía buena onda con toda la gente que venía llegando nueva; pero le caí bien enseguida, especialmente cuando le mostré como esquivar el proxy de salida de la empresa y tener acceso libre a internet...
Esa época fue muy rara, al mismo tiempo que entraban muchas personas al sector (incluido yo), también se iba gente. Nicolás, por ejemplo, mi jefe, se fué a la semana que yo entré! Varios meses después se iba a ir también Rodolfo y Juan Pablo, lo que nos dejó a Diegote y a mí como los más antiguos del sector, ¡con un año de antigüedad en la empresa!
A los pocos meses de empezar, entró Kike al sector. El transcurrir de Kikelú fue raro, porque entró con nosotros, al tiempo se fué a otro departamento. Más adelante, en Noviembre del 2001 volvió, y luego terminó yendose a otro sector que es donde está ahora. Quejoso como pocos, es tan gran persona como comedor de golosinas (¡siempre me río la vez que se enojó con la vida porque había comprado un alfajor al que le habían robado el centro! (era uno de esos que simulaban una tuerca)).
Asincronizando
No quiero que esto parezca un relato lineal, así que voy a tratar de de contar algunas cosas que recuerdo con cariño, pero forzando un "fuera de órden".
Queda para la historia el gran equipo de bowling Los Locos Canaleta, compuesto por Diegote (capitán), Aleja, Oscarcito, y el que subscribe. Algunas veces habíamos jugado en nuestras vidas, pero éramos lamentables hablando de calidad de juego. Así y todo, nos preocupábamos por ir a practicar, jugábamos seriamente (y al mismo tiempo nunca dejábamos de reirnos), le poníamos muchísima onda y creo que todos lo disfrutábamos mucho. Fuimos mejorando con el tiempo, e incluso salimos segundos en uno de los torneos a nivel Grupo Telefónica Argentina. Para destacar.
Siguiendo con el deporte, tantos años en la empresa incluyeron sólo un mundial de fútbol, en el 2002. Lo vimos en la salita del CMOS (¡ya estábamos en Corrientes 655!), practicamente todo el contrafrente del quinto amontonados para ver los partidos en un monitor de 21" de Sun, levantando la señal de un cable que había en una oficina en desuso, y aprovechando la sintonizadora de Germany.
Lo que también parecía un deporte fueron las mudanzas. Cuando yo entré a Unifón, trabajaba en Córdoba 1690, cuarto piso; fue una época con muchas incorporaciones y estábamos super apretados. A los pocos meses nos mudamos a Carlos Pellegrini 1149, quinto piso, donde estábamos super cómodos, con mucho espacio para los escritorios, y una vista espectacular a la Avenida 9 de Julio (¡qué lindo era almorzar en la oficina que Alberto todavía no había comenzado a usar!). Durante el 2001 nos mudamos a Corrientes 640, creo que piso 3; lo mejor que tuvo esta etapa, a nivel edilicio, era una cocina fantástica donde se podía ir a comer, fumar, estudiar, o directamente charlar y hacer sociales (lo peor: ¡que Gabriela tenía el control del aire acondicionado!). En el 2002 cruzamos la calle y nos quedamos en Corrientes 655, quinto piso, donde pasamos bastante tiempo. A comienzos del 2004 yo cambié de sector, con lo que fui al cuarto piso, y volví al quinto cuando todo el sector se mudó a fines del 2005.
Charlas
Trabajé como perro durante mucho tiempo en esa compañía, pero esto no evitó que me tome mis tiempos para charlar y disfrutar de espacios con mis compañeros. En los primeros dos edificios no se dió tanto, pero luego, como no se podía fumar en los escritorios, comenzamos las escapadas a un puchit. En Corrientes 640 la cita era en la cocina. Ya enfrente, se institucionalizó "la escalera", donde nos juntábamos con Aleja y Diegote y armábamos nuestras lindas fumatas, ¡hasta Kike venía!.
Este espacio lo pasé a disfrutar bastante especialmente cuando me mudé de sector, ya que era uno de los pocos momentos en los que podía reencontrarme con ellos dos. Por otro lado, en esa época comencé a escaparme con Marito Zorz, con el que luego comenzamos a ir al octavo cuando se prohibió fumar en las escaleras. No puedo terminar el párrafo sin mencionar al Ruso, compañero indiscutible de las fumatas en esa última época.
Un ámbito de charlas largas era también la oficina de Alberto. Quizás te llamaba para preguntarte algo, y uno se podía colgar charlando más de una hora tranquilamente.
Herramientas
Mi paso por Unifón estuvo fuertemente marcado por la creación de herramientas. Siempre con la premisa de trabajar lo menos posible, constantemente intenté sacarme trabajo repetitivo de encima. Con Diegote enseguida vimos la gran ventaja de armar una base de datos con los datos de las centrales, y a los pocos meses de antigüedad en la empresa arrancamos con el proyecto SALI (Sistema Automático de LIstados).
Aprovechando el audit, que ya estaba armado, comenzamos a bajar info de las centrales los fines de semana, y el lunes perdíamos casi medio día importando esos datos a un gran Access. Con el tiempo esto evolucionó hasta importar los datos de distintas redes, en distintos momentos, todo automático a una base de datos MySQL, sin ninguna intervención humana. Y toda la Dirección de Tecnología usa estos datos.
En paralelo nació el FTA, por un pedido de Alberto sobre unos datos de unos tickets (también fue bautizado por Alberto, FTA significa Facu Ticket Analyzer). Automatizado de diversas maneras, pegó un salto cuando decidí armar las llamadas a partir de los tickets y no solamente analizar los tickets por separado.
Ayudado por Ale Preiti para el armado propiamente dicho, fuí construyendo los primeros analizadores por llamada. Luego, nuevamente con Diegote, y contra viento, marea y jefe, armamos el SACLLA: Sistema de Armado y CLasificación de LLAmadas, con el que pasamos a armar todas las llamadas de todas las centrales de la red de Unifón, analizarlas, sacar estadísticas y la mar en coche, todo automáticamente, :). Luego esto creció (como ejemplo, ahora necesita hardware de decenas de miles de dólares) y se expandió a la red de GSM, e incluso fue vendido a Movistar Uruguay. Con Diegote creamos un monstruo, que bien a la Frankenstein, nos superó y se expandió fuera de nuestro control (pero, después de todo, es nuestro hijo).
Una de cal y la otra de arena
El final del 2001 fué complicado en más de un sentido. Durante el año Unifón había echado gente, pero la Dirección Técnica se venía salvando. Noviembre fue su turno, sin embargo. El departamento de Administración de Datos nos contaba en ese momento a Diegote, Ale Preite, Ale Nihany e ío. En el sacudón lo perdimos a Nihany, y ganamos a Kikelú en una versión de regreso que más se pareció a un reacomodo, :p. Así y todo, la sacamos barata. En otros departamentos la hoz fué más cruel. Diciembre, ya con la Dirección reducida, fue cuando el país tuvo su pico de descontentos sociales. Me acuerdo patente el día que nos dejaron salir temprano porque había quilombo en la calle (salimos a las cinco, :p), y nos fuimos caminando con Aleja, Diegote y la Tarcha por Corrientes, subiendo hasta (creo) Pueyrredón. Cuando llegué a casa, en la tele estaban pasando imágenes de un despelote madre a dos cuadras de donde nosotros habíamos pasado tan tranquilos (represión policial, McDonald's incendiado, etc...).
En ese mes atroz, tomé la decisión de hacer un master, que implicaba no sólo estar a full los primeros meses del 2002, sino también irme a Italia los últimos casi cuatro meses de ese año. Por suerte me dieron licencia (aunque sin goce de sueldo), y pude conservar la posición en Movistar. Lo que no conservé fueron las tareas que tenía: aproveché para sacarme de encima mil temas, repartiendo a diestra y siniestra antes de irme. Al volver (aunque muchos creían que no volvería), tomé otros temas, y siempre quedará esa época como la gran repartija. No por nada Kike me decía "San Cayetano" (te distraías un poquito y yo te encajaba algún laburo, jejeje).
Puntos varios, otra fauna
Cuando se inauguró el octavo como comedor, dejamos de comer tanto en el escritorio, y empezamos a almorzar sin salir, pero en el edificio. Fue una época interesante, aunque luego nos cansamos de subir a comer, y sino salíamos, comíamos directamente en el escritorio. Lo bueno de subir al octavo es que uno cortaba y se distendía; a veces, hasta jugábamos con Andrés a las Magic, :)
Con Diegote hacíamos unos mates bárbaros; a veces él, a veces yo. Si pasaba Aleja, le convidábamos uno. Y si se lo dábamos a Kike, no volvía más (¡Kikeeeeee, no te damos más mate porque no lo devolvés!). Cuando me fuí a Desarrollo de Servicios, empecé a tomar mate con Marito, pero el atorrante nunca hizo, siempre yo.
La isla del Capitán Giusto es toda una institución. Con los mejores secundantes y a la vez eternos amotinados Danielito (a.k.a. El Inmenso Alopa) y Pablo (el macañón, mamá, el macañón, cambia de colores según la estación), sometían a casi todos a pagar dividendos (en forma de facturas) por los eventos más insólitos.
No puedo dejar de nombrar al dúo dinámico: al Pollo y Willy Baterola. Con sus mates de ida y vuelta, y la eterna Rock & Pop en el medio, era el equipo cargador oficial, ¡mejor tenerlos de amigos! :p
Terminando
No se me ocurre mucho más para contar, aunque siempre recuerdo mil cosas que quedan afuera de este post. Pero no quiero seguir postergándolo, este finde me voy a Las Toninas con Mónica (mi novia), y quiero dejar esto terminado.
Sólo espero que no se queden con la impresión de ¿toda la espera para esta porquería?. Más allá de algún que otro trámite, sólo queda mi despedida formal (voy a armar un campeonato de pool) para cerrar esta etapa.
¡Y qué etapa! :)