El sábado comenzó depre y con mucho laburo, recien pude cortar a las 7 de la tarde, y luego de una siesta ver que hacía. Tenía ganas de salir, sí o sí, pero nada arreglado. Finalmente se dió una salida que no esperaba, que aunque comenzó rara, terminó espectacular. Realmente me hizo muy bien, recuperé sonrisas que creí perdidas.
Al volver a casa, tipo seis y cuarto de la mañana, me di cuenta de que cuando llegara ya habría comenzado la final de la Copa Master 2005, entre Roger Federer, número uno indiscutido del tenis mundial, y nuestro David Nalbandián.
David venía jugando muy bien, y aunque entró al torneo por la ventana (no le daban los puntos, pero Andy Roddick se lesionó y quedó un lugar libre en el torneo), había perdido un sólo partido en el torneo: en la zona inicial y justamente contra Federer.
Roger Federer, suizo, estaba jugando como un relojito (bien ahí con la calidad del juego de palabras), y no solo en este torneo (acababa de ganarle a Gaudio por un doble 6-0 en la semifinal), sino durante los últimos meses: venía de una racha de 35 victorias al hilo, ganando las últimas 24 finales que disputó.
El primer set tuvo el vuelo que demanda un choque de maestros, palo y palo, lujo y lujo. Tanto Nalbandián como Federer sacaban y devolvían muy bien, sólo se quebraron en dos ocasiones, y llegaron equilibrados al final del set. En el tie-break ganó Federer por 7-4, llevándose un primer set muy parejo (en total 48 puntos suyos contra 44 de David).
En el segundo parcial, el trámite fue de mayor nivel todavía, y aún más parejo. Era increíble lo que estaban jugando los dos, se entregaron por completo y no tenían margen de error, o el tiro de uno era a 10cm de la linea, o el otro lo mataba. Ninguno se sintió cómodo defendiendo, por lo que eran todos contraataques. Impresionante. Decía que fue más parejo porque nuevamente llegaron al tie-break, luego de quebrarse mutuamente, decidiéndose el segundo set también a favor de Federer por 13-11 (en esta ocasión fueron 56 puntos del suizo contra 54 de Nalbandián).
Realmente nadie le ponía muchas fichas a David, luego de perder los primeros dos sets por tan frustrante poco márgen, y estando obligado a ganar los próximos tres sets ante el primero del mundo. Pero el cordobés sacó a relucir toda su fuerza mental, no se distrajo ni un segundo, y a fuerza de garra logró llevarse el tercer set por un desparejo 6-2, marcado por un Federer con muchos errores no forzados.
El cuarto set comenzó igual que el tercero, con David poniéndose rápidamente arriba. La segunda parte del mismo mostró al suizo no peleando los tiros, como juntando fuerza para el final, y cuidando la lesión, que aunque estaba sanada en un 100% (según él), era forzada por un partido mucho más largo de lo que estaba acostumbrado. En estos dos sets David fue claramente superior, demostrando que el suizo no tenía ningún margen para equivocarse, comiéndose la cancha, dando una lección de tenis.
El quinto era el decisivo, y todos sabían que el suizo se iba a jugar el todo por el todo. Pero Nalbandián seguía jugando al 130%, y le quebró los primeros dos saques a Federer, poniéndose 4-0 arriba. Notable la imagen del suizo en ese momento: parado, mirando al vacío, cruzado de brazos, sin poder creerlo.
Pero a un campeón como Federer nunca hay que darlo por muerto, por algo es el número uno del mundo. Entonces, las que David antes metía, empezaron a salir. Las que el suizo antes erraba, empezaron a entrar. Todo se dio vuelta. El número uno del mundo sacó todo su repertorio y aprovechó las dudas de Nalbandián para darle vuelta un partido increíble y ponerse 6-5, sacando para llevarse el partido. Hasta estuvo a dos puntos de quedarse con el título. Pero David, demostrando que no está en ese nivel de casualidad, lo remontó, le quebró el saque y forzó ooootro tie-break más, este era el que decidía el partido y el campeonato entero.
Y ahí David no perdonó. Recuperó la firmeza, la precisión, tomó la iniciativa en cada punto y se impuso por 7-2 en una definición tremenda. Inolvidable.
Finalmente, fue 6-7, 6-7, 6-2, 6-1 y 7-6 para el de Unquillo (un pueblo a 35km de la ciudad de Córdoba), luego de más de cuatro horas y media de partido. David se convirtió en el segundo argentino en coronarse campeón del Torneo de Maestros (el primero había sido Guillermo Vilas, en 1974).
Con los puntos obtenidos en este torneo, Nalbandián termina el año como quinto del mundo (según el Sistema de Entrada, no esa ridiculez de la Carrera de Campeones). Con él son cuatro jugadores argentinos entre los primeros 11 del mundo (además están Gaudio, Coria y Puerta). Notable la calidad del tenis argentino, calidad que se viene manteniendo en los últimos años.
El broche de oro: cuando le acercaron la cámara para firmar (una costumbre de los últimos tiempos, donde el ganador firma con un fibrón en el vidrio de la cámara de TV), David escribió, dado vuelta para que se lea correctamente del lado del espectador, "Vamos Argentina". :D