Es tarde, muy tarde, mi cerebro está en un estado raro, mi corazón flotando, y mis ojos no enfocan bien por las gotas que me puse para deshincharlos, así que perdón por lo inconexo de lo que sigue...
Mucha gente dice (a veces, incluso decimos), que lo que no te mata te fortalece. Pero realmente, si uno lo sabe aprovechar, y lo cultiva, todo te fortalece.
Creo que esto va muy bien con el concepto de crecer, ya que de eso se trata la vida. Recorrer un camino. Muchas veces difuso, a veces claro. Pero cuando es importante, siempre riesgoso. Y no porque implique un riesgo real, sino porque uno sabe que la flecha de la entropía apunta para un sólo lado (o sea, que el tiempo pasa, y no vuelve), entonces a uno le da miedo, o lo preocupa. Y no está mal.
Como canta "nuestro primo el Nano" (Sabina dixit), poniéndole su magnífica voz a la letra de Antonio Machado, "Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar."
Siempre digo que un experto (en cualquier campo) es aquel que ya se equivocó en mucho y aprendió de sus errores. Bueno, en la vida sucede algo así. Uno busca la felicidad, y en el camino de buscarla se equivoca o no. Pero aprende. Y crece.
Y creo, en lo más profundo de mis convicciones, que lo importante no es encontrar la felicidad, sino buscarla. Porque buscarla es lo que te hace vivir, ser, realizarte.
Me parece, sin embargo, que no hay tiempo para este proceso. Uno no se da cuenta de esto a los tres años de edad. Y no hay etapa preestablecida para descubrirlo. Pero en algún momento, algo te hace un clic y reorientás tu vida. Y eso también se llama crecer.
Me voy, por último, con parte la letra de una canción que me marcó justamente en ese proceso.
Y ahora sólo un camino he de caminar Cualquier camino que tenga corazón Atravesando todo su largo sin aliento Dejando atrás mil razones en el tiempo Y morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje Ponerle alas a mi destino Romper los dientes de este engranaje