Viaje
Era la primera vez que tomaba un vuelo internacional en Aerolíneas Argentinas, y debo decir que la calidad del servicio fue buena. Es más, solamente tuve mejores experiencias con Swiss; el servicio es superior al de American Airlines e Iberia.
El viaje fue corto, no sólo porque fue directo, sino porque dormí buena parte del camino. Pasaban dos películas, no ví ninguna (bueno comencé a ver la primera y es todo lo que me acuerdo).
Llegué a Madrid a las 12, y luego de varios trámites, pude salir del aeropuerto. La ventaja de haber estado ya en esta ciudad se reflejó en que sabía cómo encontrar el Metro en el aeropuerto, que tenía mapas y planos del Metro (antes de bajar del avión ya sabía que combinaciones tenía que hacer para bajarme cerca del hotel), y que conocía el idioma local, ;)
Domingo
Al llegar al hotel, lo primero que hice fue prender el televisor y agarré la final de Roland Garros apenas empezada. Mientras iba viendo el partido, me pegué un baño y me puse a acomodar un poco las cosas, a anotar los gastos realizados para luego hacer la rendición en la empresa, etc.
Luego de que Nadal le ganó a Puerta, salí a dar una vuelta por el barrio, ya que nunca había caminado por esta zona de Madrid. Al contrario de lo que uno puede suponer para un domingo a la tarde, la calle estaba bastante movida: mucha gente caminando y los bares llenos a reventar. Esto se debía en parte porque hubo toda una celebración por la candidatura de Madrid para ser la sede de los Juegos Olímpicos 2012, y a que en las mismísimas Puertas de Alcalá tocaba Shakira en vivo.
Volví al hotel para el cocktail de bienvenida a las 19:30, el cual comenzó con una reunión donde nos dijeron unas palabras y nos hicieron presentar a cada uno, y luego sí pasamos a tomar y comer algo, lo cual estuvo muy bien como para empezar a romper el hielo entre los participantes del programa, alrededor de 35 personas.
Luego del cocktail, y como para seguir rompiendo el hielo, nos fuimos a ver a Shakira, en un espectáculo que duró cinco canciones (corto, ¿no?). El público madrileño deja bastante que desear en un recital, incluso cuando Shakira dice "Buenas noches, Madrid, muchas gracias", despidiéndose, la gente comenzó a irse. ¿Pedir más canciones? ¿Quedarse cantando? No, la gente se iba retirando. Shakira salió, para hacer los bises con un 70% del público inicial. Quizás por eso cantó solamente una canción, y una que no era conocida. Eso sí, muchísimo público.
Luego del recital nos fuimos a caminar un poquito por ahí y terminamos en un bar tomando y comiendo algo, antes de volver al hotel pasada la medianoche.
Lunes
Tempranito arrancó el primer día. A las ocho y media de la mañana ya estábamos desayunados y con el check-out realizado (las valijas las dejamos en consigna hasta el mediodía). Fuimos caminando hasta el Centro de Demostraciones de Telefónica Móviles, dónde primero nos dieron unas charlas y luego nos mostraron diversos productos (localización, recolección móviles de datos, y UMTS).
Ya siendo el mediodía, volvimos al hotel, retiramos las valijas y partimos en bus hacia Toledo. El viaje fue corto, matizado con algo de sueño. Cuando llegamos a la ciudad, y aunque sólo la rodeamos (el hotel está en las afueras), confirmamos lo que todos nos habían dicho: es hermosa.
Una vez en el hotel, almorzamos. Bueno, es un decir, porque el pescado que nos sirvieron tenía muy pocas ganas de ser comido. Al minuto estaban todos pidiendo sal, limón, u otros condimentos. Por lo menos la entrada y el postre estaban bien. Y el café no era lavado.
Luego comenzó la odisea de dónde iba a pasar esa noche y las siguientes, para lo cual abro un paréntesis para ponerlos un poco al tanto de la situación de la hotelería del curso...
Dónde dormí (poco)
La parte de Corporativo de Telefónica Móviles, en España, avisó hace cuatro meses a todas las operaciones de la realización de este curso de Jóvenes Profesionales. Simultáneamente, reservó los recursos necesarios, incluidas las habitaciones en el hotel donde se dictaba el curso. Telefónica Móviles de Argentina confirmó quienes íbamos recién el miércoles anterior al comienzo del curso (sí, luego de cuatro meses, confirmaron a mitad de la última semana).
Por supuesto, a esa altura, todas las reservas con respecto a los participantes argentinos estaban caídas. Argentina reservó entonces un hotel en el centro de la ciudad, a pocos kilómetros del hotel donde se desarrollaba el curso. El punto es que, hablando con los coordinadores, es mejor para el desarrollo del curso que estemos todos en el mismo hotel. Esta decisión va más allá de que empecemos todos los días a las 8:30 y terminemos a las 22hs para ir a comer, sino que al realizar todas las actividades en el mismo lugar podemos realmente integrarnos con los otros compañeros en estos pocos días.
Averiguamos, y aunque el hotel no tenía habitaciones libres para toda la semana, sí las tenía para las noches del lunes, martes y miércoles. Mejor poco que nada, por lo que la idea sería dormir las primeras tres noches en un lado y las últimas dos en otro. Luego de la comida, y antes, durante y luego de las enseñanzas que recibimos a la tarde, hablé con Buenos Aires varias veces tratando de gestionar el pago a este hotel por las primeras tres noches.
Fue una pelea que no se decidió en menos de cinco llamados, ya que todo el problema de Buenos Aires era que iba a pagar la noche del lunes en dos hoteles (porque era tarde para cancelar la reserva en el otro lugar). Como si fuera mía la culpa de que hicieron todo mal. Sin embargo, luego de las gestiones de las coordinadoras locales, al pasarse ellas de un hotel al otro haciendo el trueque por nosotros, se solucionaron los primeros tres días.
El jueves, antes del mediodía hice el check-out, con la intención de luego a la noche mudarme entonces al otro hotel. Pero un compañero de grupo me ofreció, en función de que habían dos camas individuales, compartir habitación. Averigüé entonces los costos de pagar la segunda cama en el hotel que estábamos, y de cancelar las reservas para los últimos dos días en el hotel del centro. En vista de que el sobreprecio no era grande, y ya curado de espanto con respecto a la gestión de Móviles Argentina, cancelé la reserva en un hotel y pagué lo que tenía que pagar en el otro, y después avisé a Argentina lo que había hecho.
Nada, finalmente pude disfrutar del curso permaneciendo en el mismo hotel toda la semana, pero no fue fácil...
Lunes (continuación...)
La tarde del lunes la aprovechamos en una especie de curso (o sesión) de "Integración Cultural". Fue muy interesante, ya que Mila Hernán, la señora que lo dictaba, iba recorriendo diferencias y similitudes entre las distintas culturas que estábamos allí. Es momento de mencionar que en el curso éramos 37 personas, rejuntados de casi todas las operaciones de Móviles (en órden alfabético): Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, España (incluída la parte de Corporativo), Guatemala, Marruecos, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela.
Realmente fue muy interesante la presentación, y ayudados por la participación de todos exponiendo nuestros pareceres, creo que superamos una barrera de entrada en la comunicación, ya que luego no tendríamos tiempo para entender las diferencias innatas en la forma natural de expresarnos (verbalmente y no).
Ese día terminamos temprano, a las nueve de la noche, y decidimos bajar a comer al centro. La mayoría fueron tomándose taxis, pero otros dos chicos y yo decidimos bajar caminando, total eran solamente tres kilómetros hasta la ciudad. Salimos unos minutos antes de que comience la puesta del sol, y realmente fue muy linda la caminata hasta la ciudad, donde llegamos ya entrada la noche. El detalle fue que, cuando preguntamos a unos transeúntes la ubicación del punto de reunión que habíamos acordado con nuestros compañeros, nos contestaron que quedaba del ooooootro lado de la ciudad, por lo cual decidimos llamar un taxi para la última parte del trayecto, :p
Comimos y tomamos algo en un bar donde el mozo era ruso. Bah, no, era español, pero parecía ruso en función de como nos entendía y todo lo que hablaba... ¡hasta para pagarle le tuvimos que insistir!
Martes
El martes comenzó el curso en sí, que duraría hasta el sábado.
Lo primero que hicimos fue separarnos en cuatro grupos. La dinámica de separación fue muy interesante: cada uno recibió una tarjeta con su nombre y un escrito en el reverso. El escrito era una característica de un animal, y las tarjetas de todos contemplaban cuatro animales, nucleando así los distintos integrantes de cada grupo. En un momento dado, leímos nuestras tarjetas, nos paramos y comenzamos a buscar nuestros compañeros.
Lo divertido es que al principio nadie sabía cual era su animal, ya que ninguna descripción era suficiente para definirlo, por lo que teníamos que ir contándonos la descripción que teníamos y tratar de inferir de que ánimal trataba nuestra tarjeta. Y recién allí juntarnos. El animal de mi grupo era el Águila.
Una vez agrupados, nos reubicamos para estar juntos en la misma mesa y comenzó la etapa de involucrarnos con el grupo: ponerle nombre y armar un tótem. Nos definimos por Vigaforte, que viene a significar Visión-Garra-Fortaleza, tres características tomadas justamente del águila y con las cuales nos sentíamos identificados. Y armamos un tótem muy lindo (en quince minutos, con lo que teníamos arriba de la mesa más tijeras y cinta scotch), donde cada detalle tenía su significado pero con una armonía entre ellos más que interesante.
Vigaforte quedó integrado por Ana (ecuatoriana), Carlos (panameño), Christian (guatemalteco), Daniela (chilena), Diego (mexicano), Fernando (colombiano), Luciano (brasileño), Vanesa (española), y el que subscribe. Sinceramente, luego de trabajar codo a codo una semana con mis compañeros de Vigaforte, quedé maravillado tanto por el lado profesional como humano de cada uno. Cada grupo tenía un coach o coordinador en particular; nosotros tuvimos a María, y creo que su actuación fue inmejorable.
Para seguir cerrando el grupo, y luego de ponernos unas remeras que nos regalaron (un color por grupo), hicimos un juego donde cada uno de los integrantes tenía que escribir en distintas etiquetas un animal, una profesión, y una cualidad de cada uno de las otras personas del grupo. Luego cada uno le pegó la etiqueta que había escrito al otro en el cuerpo, y allí andábamos todos, con etiquetas pegadas en la remera con las descripciones de uno escritas por el resto del grupo. Aunque intuídas por no conocernos de antes, las descripciones fueron coloridas, y el juego en general muy interesante.
Pero nada une al grupo como trabajar juntos, así que acto seguido nos dieron unas fotocopias donde nos describían una empresa, incluso con mails de los distintos directores hacia el gerente general, y teníamos que definir (y armar la presentación para luego exponer) qué hacer con la empresa, lo cual nos llevó el resto de la tarde, mientras íbamos a la entrevista individual con nuestro coach. Como en casi todas las actividades de la semana, no llegamos a terminarla por muy poco (el tiempo siempre fue escaso a propósito, creo que siempre estaba calculado para que nunca lleguemos a terminar los trabajos), y realmente se notó la falta de coordinación al presentar el trabajo. No fue prolijo, aunque si divertido, :).
Luego de la actividad diaria, tuvimos como una hora para ponernos a punto (y cenar, los que querían) para la actividad nocturna: un Gymkana por el centro de Toledo. Tal actividad consistía en una lista de preguntas a contestar. Parece fácil, pero el truco es que para contestar cada pregunta había que apropincuarse a lugares específicos de la ciudad de Toledo, que nadie conocía, y de noche (a no quejarse tanto, que teníamos mapa...). Las preguntas eran, por ejemplo, cuál es el costo de un plato de sushi en un determinado restaurant, o qué propiedades benéficas tiene tal fuente de agua (vale aclarar que estos puntos no figuran en ningún mapa...).
Nuestro equipo terminó segundo, y eso que no nos coordinamos lo suficiente (pero corrimos como cerdos, :p). El premio para cada grupo fueron dos botellas de vino tinto, y excepto una botella que permanecerá como el gran misterio de la semana (¿a dónde fue a parar?), las otras siete fueron correctamente festejadas en la puerta del hotel, entre la una y las tres de la mañana, por la mayoría de los integrantes del curso. Espectacular.
Miércoles
Ocho y media de la mañana, como toda la semana, comenzó el curso. A esa hora ya estábamos bañados, desayunados, y sin resaca (bueno, casi).
El día tuvo teoría y práctica mezclada. La práctica fue crear un Plan de Negocios, como el martes pero más elaborado, que luego cada grupo presentó a todos los coordinadores y el resto de compañeros, y siempre con poco tiempo para realizarlo. Aunque era el segundo día, y sólo la segunda actividad bajo presión como grupo (sin contar el Gymkana), realmente se notó una mejora en el trabajo coordinado de Vigaforte. La presentación, aunque mejorable, estuvo bastante bien.
Luego de comer tuvimos una charla sobre inteligencia emocional. Estuvo muy bien, aunque la mayoría de los conceptos impartidos yo los conocía del libro de Goleman. También tuvimos algunas actividades, como la del juego de X-Y (donde se muestra como es muy dificil coordinar cuatro equipos para el bien común de los cuatro, notándose enseguida que todos quieren ganar sobre el resto) y el de dejarse caer de espalda ("probando" la confianza que uno tiene en el resto de los integrantes del equipos, que tienen la responsabilidad de atajarlo a uno). Este último juego fue muy interesante, ya que nos mostró lo integrado que estaba el grupo: nadie tuvo problemas para dejarse caer, incluso lo hacíamos desde lo alto de una silla.
No hubo actividad formal a la noche, y yo me quedé estudiando unos contenidos que nos habían dado ese día (y tomando los primeros mates de la semana, ¡no había tenido tiempo hasta ese momento!).
Jueves
Luego de una pequeña carga teórica al principio del día, arrancamos con la actividad que tendríamos hasta el sábado: la creación, diseño y planificación de una empresa, desde ponernos de acuerdo el tipo de negocio a armar, hasta armar una presentación para vender el Plan de Negocios a unos accionistas que nos evaluaron (hábil y despiadadamente interpretados por nuestros coordinadores, :).
Como siempre, no llegamos a realizar todos las etapas que teníamos programadas para antes de comer, y a la tarde no continuamos con el Business Plan sino que tuvimos actividades al aire libre. Como siempre, las actividades fueron grupales y orientadas a sacar alguna moraleja (las cuales en general estuvieron muy bien, y lo estoy diciendo yo, que generalmente me hinchan un poco las pelotas este tipo de cosas).
A la noche tampoco hubo actividad formal pero bajamos a comer a la ciudad, esta vez a un restaurant. Volvimos a la una de la mañana, y nos quedamos trabajando hasta las tres: aunque estábamos bastante cansados, queríamos definir la estructura de la empresa y nos habíamos trabado en un detalle importante del organigrama. Pero finalmente nos pusimos de acuerdo en el rol de un elemento clave de la organización, ajustamos la parte matricial de la estructura, y nos fuimos a dormir.
Viernes
Como siempre a la mañana, arrancamos con teoría (era el mejor momento: donde más despiertos estábamos), la cual continuó hasta el break. El resto del día seguimos trabajando con el proyecto de la empresa.
Cortamos temprano, sin embargo, porque habían actividades programadas. Primero salimos de tour por Toledo (tour de esos con micro y un pibe que relata). Caminamos bastante por la ciudad, mientras el guía explicaba, y la única complicación es que llovió durante parte de la caminata.
Luego los coordinadores nos llevaron a comer, en lo que era la última cena del curso. Pero lo mejor estaba por venir. Luego de comer, nos fuimos de copas (a ver, posibles organizadores de cursos que esten leyendo esto, es fantástico irse de copas como parte formal de un curso, ¡copien la idea!). Primero tomamos algo en un bar, y luego fuimos a una especie de centro de arte, ex-iglesia, que a la noche es boliche.
Luego de una noche más que divertida, volví a las cinco de la mañana al hotel a.... ¡seguir trabajando!, hasta las seis y media, y luego dormí hasta las ocho.
Sábado
Bañado y fresco como una lechuga (¡¿?!), seguimos trabajando durante la mañana con los integrantes del grupo que se iban levantando (o que ya se habían levantado), realizando los ajustes finales tanto a la empresa como a la presentación, conscientes de que dos grupos realizaban su presentación antes del almuerzo y dos luego del mismo. Nosotros fuimos segundos.
La presentación estuvo muy bien. Se notó que todos conocíamos todos los detalles de la empresa que habíamos pensado. Fuimos explicando las partes que nos habíamos asignados, y aunque a veces participábamos de manera cruzada (o sea que hablaba el que no estaba "al frente" en ese momento), fue siempre de manera ordenada. Lo disfruté muchísimo, porque el grupo funcionó como un relojito, la idea de la empresa cerraba por todos lados, y no nos encontraron ningún punto débil en la presentación.
Cuando terminamos pudimos aflojarnos mentalmente y disfrutar tanto del almuerzo como de las otras dos presentaciones. Estábamos todos muy contentos y satisfechos por la tarea realizada. Casi que orgullosos, :).
Luego de que terminaron los otros grupos, y de algunas fotos al sol entre todos, etc, comenzó la despedida, tomando forma principalmente en un trabajo que hicieron los coordinadores donde nos pasaron fotos de toda la semana. Fue muy lindo, y parecía que esos siete días había sido como un mes, de intensos que fueron. Ahí comenzó la inevitable separación, porque algunas personas se quedaban en Toledo y otras volvíamos a Madrid.
El viaje de vuelta fue marcado por un cansancio general, y al llegar se realizó la segunda despedida, de la gente que no se quedaba en Madrid sino que partía directamente a otros destinos. Pero la mayoría de los que nos quedábamos en Madrid nos volvimos a encontrar esa noche, donde nos fuimos nuevamente de copas. La tercer despedida fue gradual aquí, ya que se iban yendo de a uno, hasta que terminé yendome yo en el cuarto bar, despidiéndome del grupo de cinco que quedaba. Volví al hotel, en el que había hecho el check-in algunas horas antes, y me fui a dormir.
Domingo
Me levanté, bañé, desayuné e hice el check-out. Fue todo muy raro. Luego de una semana tan intensa, me resultaba todo como muy tranquilo. La adrenalina de la sangre ya había bajado y tenía un cansancio general en el cuerpo.
Salí a caminar por Madrid, y recorrí zonas que ya conocía y otras que no (para resaltar: nunca había entrado a Atocha, la estación de trenes de Madrid, y es maravilloso el jardín tropical interno con plantas de varios metros de altura que tienen adentro de la estación: 4.000 metros cuadrados, con 7.000 plantas de 400 especies). Igual fue todo muy distinto de la vez anterior que había estado, ya que hacía calor y mucho sol.
Caminé, leí, tomé unos mates, dormité en una plaza (entre el Museo del Prado y el Jardín Botánico). Pero en general estuve pensando sobre la semana vivida. Y extrañando a mi equipo, del cual me llevo muy buenos recuerdos.
Cené temprano en la Plaza Santa Ana: tapas y cerveza, una de las mejores maneras para terminar una semana tan española. Ya comenzando a caer la noche, partí en Metro hacia el aeropuerto, y volví a mi tierra en uno de los viajes de avión que más dormí.