Nos sobran los motivos

"Este adios no maquilla un hasta luego Este nunca no esconde un ojalá Estas cenizas no juegan con fuego Este ciego no mira para atrás Este notario firma lo que escribo Esta letra no la protestaré Ahórrate el acuse de recibo Estas vísperas son las de después

A este ruido tan huérfano de padre No voy a permitirle que taladre A un corazón podrido de latir Este pez ya no muere por tu boca Este loco se va con otra loca Estos ojos no lloran más por tí"

Esta sala de espera sin esperanza Estas pilas de un timbre que se secó Este helado de fresa de la venganza Esta empresa de mudanzas Con los muebles del amor

Esta campana muda en el campanario Esta mitad, partida por la mitad Estos besos de Judas, este calvario Este look de presidiario Esta cura de humildad

Este cambio de acera de tus caderas Estas ganas de nada, menos de ti Este arrabal sin grillos en primavera Ni espaldas con cremalleras Ni anillos de presumir

Esta casita de muñecas de alterne Este racimo de pétalos de sal Este huracán sin ojo que lo gobierne Este jueves, este viernes Y el miércoles que vendrá

Este museo de arcángeles disecados Este perro andaluz sin domesticar Este trono de príncipe destronado Esta espina de pescado Esta ruina de Don Juan

Esta lágrima de hombre de las cavernas Esta horma del zapato de Barba Azul Que poco rato dura la vida eterna Por el túnel de tus piernas Entre Córdoba y Maipú

Esta guitarra cínica y dolorida Con su terco "knock knocking on heaven´s door" Estos labios que saben a despedida A vinagre en las heridas A pañuelo de estación

Este ladrón aparcado en tu toga La rueca de Penélope, el Luna Park Estos dedos que sueñan que te desnudan Esta caracola viuda Sin la pianola del mar

No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón Tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación De saber que estos son los últimos versos que te escribo

No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón Tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación De saber que estos son los últimos versos que te escribo

Para decir con Dios A los dos nos sobran los motivos

Joaquín Sabina (la intro recitada, entre comillas, es de la versión en vivo)

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Sesión de fotos

El martes jugué al fotógrafo, :).

Agasajado con comida casera, y muy buena onda de parte de ambas, la idea era sacarle a Ludmila y Natalia fotos, fotos y fotos.

Ludmila y Natalia

Como juego es fantásticamente divertido. Lástima que son en estas ocasiones donde se notan las limitaciones técnicas y artísticas de uno y el equipo. La iluminación de un departamento no ayuda, el flash sin un difuminador no es lo mismo (ni siquiera estoy pidiendo spots con los típicos "paraguas"), y el tiempo de obturación de una cámara común deja que desear.

Así y todo, muchas fotos salieron muy buenas. Y algunas hasta podríamos decir que estuvieron muy bien desde un punto de vista "artístico":

Foto artística de Natalia
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Curso y más pendientes

Mi papá profesor

Hoy mi papá comenzó a dar cursos para Telefónica. Arrancó con una especie de "Linux para principiantes", un curso intensivo (un día, ocho horas) para instaladores de ADSL. La idea es que los instaladores se sepan manejar cuando van a una casa que tiene Linux.

El punto es que, después de que muchos le rompimos las pelotas (perdón, que guaso, le sugerimos insistentemente) con que se ponga las pilas luego de que le había surgido la oportunidad, finalmente lo hizo. Creo que superó más de un miedo por la edad y un montón de cosas en el medio, así que ¡bien por él! :D

Más películas para ver

Fueron surgiendo de una charla con el Ruso, algunas me las recomendó él, otras fueron surgiendo de la memoria. Excepto la primera, que no tengo ni idea de por qué ya la tenía anotada para verla.

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Que día raro ayer

Empezó muy abajo. Muy. Cero ganas de levantarme, remoloneé hasta tarde. Ni me bañé, porque me había bañado la noche anterior, y así y todo salí 8:45 de casa. En el subte, seguí leyendo "Convivir con virus", de Marta Dillon, y justo me tocaron un par de historias tristes mal. Y después, en el trayecto que recorro caminando, justo la música que tocó en suerte eran blues suaves.

El punto es que llegué a la oficina con ganas de irme. Así como quien pone el cambio en primera y la marcha baja, y va mordiendo el campo a medida que avanza, empecé a laburar. Encima me entero de que un familiar de una persona que quiero mucho tiene cáncer, y me tiró un poco más abajo.

Pero nada. Preparé unos mates. Puse música. Marito estaba en chistoso (tiene el humor de "juegos de palabras absurdos pseudo tecnológicos", que tanto disfruto y que para tantos es una estupidez). A eso de las cinco no quise trabajar más y me dediqué un poco a mi inclinación artística. Y ya se me había pasado el bajón, tanto que me quedé echando código hasta las siete y media.

Me fui de la oficina, pero en vez de ir para casa directamente, me puse a buscar el libro de Adrián Paenza, Matemática... ¿estás ahí?. Lo conseguí en la cuarta librería que encontré, en el resto estaba agotado (¡y es la quinta edición!).

Cuando llegué a casa, estaba super tranquilo. La noche pintaba fresca, dulce. Así que agarré el reproductor de mp3 y me fui a caminar por el barrio. Entre el rocanrol, y un llamado que recibí (inesperado), terminé el día bien arriba.

Y si alguna cuenta tendremos que rendir alguna vez, será la de no haber hecho todo lo posible para estar plenamente vivos cuando nos llegue la hora de la muerte.

Que día raro ayer...

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Rock and roll all night long

El viernes tuve una de la mejores experiencias de mi vida en lo que a rocanrol concierne. Parece exagerado, pero no: se dieron muchas pequeñas coincidencias para que fuese así.

La búsqueda

Durante la semana yo había recibido un mail de Marisa indicando que tocaban Todas Para Uno y La Percanta en El bar de Luisa. Aunque yo no tenía ni idea de donde era, en el mail estaba explicado como llegar; era cerca de casa, a dos cuadras del autódromo, el mail indicaba un cruce de calles.

Decían que había que estar tipo medianoche, y aunque sé que no comenzarían hasta una hora mínimo más tarde, fui alrededor de esa hora para tener tiempo de encontrar el lugar. Llegué a la esquina indicada, y ni rastros de algo que tuviese pinta de bar y onda rocanrol.

Estuve un rato parado en la esquina, y le pregunté a un par que pasaron, y nada. A media cuadra había un pool, así que entré, jugué un partido y tomé una cerveza, y cuando salí le pregunté al dueño si conocía el bar. Sí, era a una cuadra de ahí, atrás de un locutorio.

Lo de "atrás de un locutorio", más allá de obvias reminiscencias lesluthierísticas, parecía raro. Fui, y sí nomás, era atrás del locutorio. Mejor dicho, son dos locales con comunicación interna, por lo que al Bar propiamente dicho se podía acceder a través del locutorio o pegando la vuelta al mercadito y entrando por su correspondiente puerta.

El Bar de Luisa

Me encantó, porque tiene una onda "barrio" que hace rato que no encontraba. Una barra, tres pools, rocanrol. Sin pretensiones de nada raro, es un lugar al que uno puede ir a tomarse una cerveza y jugar un pool, y sentirse de entre casa.

Cuando llegué estaban todas las mesas de pool ocupadas, así que me puse a mirar como jugaban otros, mientras relojeaba a ver si venía la banda. Había visto a un par con remeras de La Percanta, pero lo confirmé cuando vi a Ariel, el guitarrista principal de la banda.

Al rato llegaron un par más, y comenzaron a poner equipos en un rincón y a zapar un rato. Llegó Marisa, y ahí más o menos largaron.

ArielMarisa, y de fondo el Oso

Rocanrol

Sin estar ninguna de las dos bandas tocando como grupo en sí, y sin micrófono, comenzaron a zapar con Ariel en batería, el Oso al bajo y Marisa con la guitarra.

Luego fueron llegando más músicos: Laura, Fabiana y el Buda, y luego un muchacho que no sé el nombre. Iban alternándose los instrumentos, cambiando según tenían ganas o estaban cansados. Eso es una de las cosas que me encantan de esta gente: según lo sientan van rotando los instrumentos y zapando, y siempre bien.

El BudaAriel en batería, no sé el nombre del otro chico

Sin micrófono en toda la noche, iban de temas propios, a covers, a zapar en su más pura expresión. A veces cantaban, a veces cantábamos todos, especialmente cuando se largaban con clásicos como Ji ji ji, o Quiero un 69.

Y bailábamos todos, la verdad es que la gente también tenía una onda bárbara, devolviendo a los músicos toda esa energía que ellos transmitían.

Laura

En la única pausa de diez minutos que hicieron, conocí a la gente de La Grosera, una revista que está naciendo y cuya idea es difundir a bandas under, tratando de darles un espacio alternativo a los medios de difusión establecidos, en los que se necesita mucho dinero para entrar (y, como siempre, resignar libertad).

Es una idea meritoria, espero que la puedan seguir desarrollando. Y trataré de ayudar en lo que pueda.

El OsoAriel, y de fondo el Buda

Habiendo arrancado a eso de las dos de la mañana, siguieron casi sin parar hasta las siete, cuando ya había amanecido y todo. Luego cortaron, pero a la media hora ya habían comenzado nuevamente, con una onda más tranqui: Marisa en la batería y Laura en guitarra comenzaron a ensayar un par de reagges, y luego se les sumó Fabi y Ariel.

Ya más tranquis

A esa altura, yo ya estaba destruído, y con el sueño de haber arrancado el viernes laburando, así que me quedé un rato más y a eso de las ocho saludé y enfilé para casa.

Conclusión

Una noche de rocanrol como nunca había vivido. Baile, canto. Fiesta. Con músicos que disfrutan muchísimo lo que hacen, y se nota en lo que transmiten, una alegría y una energía bárbara.

Energía

Me llevo haber conocido el Bar de Luisa, y la confirmación de que esta gente, hoy por hoy, son los que me mueven a ver rocanrol en vivo y directo (como no es el caso con otras bandas más grandes y establecidas que me tienen un poco apagado). Terminé la semana con rocanrol en el corazón y en el cuerpo, una de las mejores noches desde hace meses. Y no voy a dejar de agradecérselos.

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