Identidad

Segundo capítulo de Hielo Rojo.

Además, acomodé un poquito mejor las imágenes, y agregué una cita abajo del título, de la que me había olvidado antes.

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Cuando despertó le dolía tremendamente la espalda. Yacía acostado, semidesnudo, en una especie de camilla. Estaba en un lugar limpio, aséptico, olía como un hospital. Aunque pensó que había abierto los ojos, aún tenía los párpados cerrados, y sólo veía manchones de luz. Segundos después pudo finalmente abrirlos viendo una potente luz sobre él.

A su alrededor había demasiados cromados como para ser un hospital. Se sentó en la camilla, la cual no era sino una plancha de acero inoxidable. Comenzó a registrar con la vista la habitación. Buenas luces, grandes casilleros cubriendo una pared. Frente a él, una camilla similar a la que estaba él, y más allá, junto a la camilla, una mesita con instrumentos de cirugía. ¡Estaba en una morgue, sobre una mesa de autopsias! Se dio vuelta asustado, para ver la mesita que correspondía a su camilla y allí estaba el resto de su ropa, prolijamente doblada. (sigue aquí)

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Perdidos en la montaña

Al casi entrar en La Cumbrecita, una chica nos ofreció un folleto sobre una actividad. Nosotros teníamos un mapa y una duda, si una caminata que figuraba en el mapa efectivamente salía de una punta y terminaba en otra, o eran dos caminatas separadas.

Cómo la chica no tenía idea, fuimos a la Oficina de Turismo del lugar, dónde nos dieron un mejor mapa, y la recomendación que esa caminata, de 4 horas, debía ser hecha con guia, ya que los caminos no estaban del todo claros, y en estos días las nubes bajaban demasiado temprano. Pero nos marcó una caminata alternativa, que era por ese lado, pero por otro camino.

Mapa de la travesía

Este segundo camino tenía una duración de caminata de 50 minutos. Como nuestra idea era hacer luego una actividad a la tarde, y ya eran casi las once de la mañana, decidimos hacer esa caminata corta, y listo.

Arrancamos viaje, entonces. La caminata se comenzaba desde una punta de la ciudad, atrás de un hotel, por lo que encaramos para ese lado. Al llegar ahí, quise mirar algo en el mapa, pero a Moni se le había caido.... como yo estaba con la mochila, ella desanduvo las tres o cuatro cuadras hasta la Oficina de Turismo para pedir otro mapa, pero lo encontró antes en el piso.

Ahora sí, con mapa y todo, emprendimos viaje. Al principio estaba todo muy lindo, porque como todavía no habíamos salido de los alrededores de la ciudad, el camino era para autos y caballos, y con sombra. A los cinco minutos de paseo, el camino ya era más complicado, sólo para caballos, pero la sombra estaba muy piola. Obviamente, siempre subiendo.

Al raaaato de caminar, hicimos la primer parada técnica, no sólo para un pis sino para tomar un poco del agua que habíamos llevado (a decir verdad, lo mío era una botella de jugo de pomelo bastante diluído, y Mónica había cargado una botella de Ser naranja-durazno). La bebida estaba fresca, ya que la habíamos sacado de la heladera y envuelto en una toalla, adentro de mi mochila.

Seguimos caminando, entonces, un rato más. El primer intríngulis se nos presentó cuando el camino se dividía. Había un cartel que indicaba que para un lado estaba el cementerio, pero para el otro no decía nada. En nuestro mapa, el cementerio parecía estar más cerca del camino corto que del camino largo, así que al principio tomamos ese camino. Luego de un ratito vislumbramos que el camino se terminaba en las puertas mismas del cementerio, así que decidimos que ese camino era para el cementerio (justamente) y no parte de la excursión, así que volvimos sobre nuestros pasos y tomamos la otra rama del camino.

Caminamos, caminamos, y caminamos. El camino de tierra (o barro) y pasto fue dando lugar a un camino más seco, de muchas piedras sobre tierra, o directamente el camino no era más que unas marcas sobre la piedra misma. Los árboles fueron raleando cada vez más, hasta que terminaron de desaparecer. Subíamos y subíamos, y la vista era maravillosa.

Facu y Moni, en la montaña

Paramos un par de veces a tomar agua y ponernos protector solar. Veníamos ya con partes del cuerpo más quemadas de lo recomendado, y el sol pegaba bastante ahí en lo alto, sin sombras de ningún tipo. Claro, el sol ya estaba bastante alto.... eran como las doce y media...

La hora nos sorprendió, porque habíamos salido once menos diez, y la caminata era de unos cincuenta minutos. Habíamos parado un par de veces para tomar líquido o algo, pero habíamos seguido casi inmediatamente, sin perder demasiado tiempo. Pero el camino era claro, y seguimos. Un par de vueltas más tarde (como todo buen camino de montaña, es sinuoso), encontramos unos lugareños que venían bajando a caballo.

-Buen día-, saludamos.

-Buen día.

-Una pregunta, jefe, ¿es este el camino de la excursión?

-Así es- contestó-, van por buen camino.

Unos segundo más tarde, cuando ya los caballos habían pasado, les pregunté:

-¿Pero este es el camino corto o el largo?

-El largo-, contestaron casi al unísono, y al ver nuestra cara de desconcierto, uno de ellos prosiguió-. El camino corto es mucho más abajo.

-¿Sabrán cuanto falta para la cascada?

-Una hora y cuarto-, comenzó uno, pero el otro enseguida lo corrigió-. No, ni una hora, debe faltar un poco menos de una hora.

Les agradecimos, y con Moni tomamos la decisión de seguir por ese camino, total ya casi íbamos por las dos horas de viaje, y no faltaba tanto para la cascada misma.

Así que seguimos caminando. El camino subía y subía. El sol pegaba bastante. Pero las vistas eran muy lindas, así que la pasábamos bien. A Moni le dolía un poco la cintura, y a mí me había comenzado a doler un pie, pero estábamos bien.

Como una hora más tarde, alcanzamos a una familia (padre, madre, y un nene) que iba en nuestra misma dirección, pero se ve que un poco más lento. Los pasamos, y seguimos. Al rato nomás, llegamos a una parte en que parecía que el camino se acababa. Con Moni frenamos, dudamos. El señor nos alcanzó, caminó para otro lado, y encontró una huella de vehículo, así que seguimos por ahí. Unos diez minutos más tarde llegamos a una especie de cabaña o rancho. Pensábamos que la cascada (que justamente se llamaba Escondida), estaría ahi atrás, porque además estábamos a unos metros de un pequeño riachuelo que bajaba.

Pero no sabíamos cómo encarar. En eso salió un señor, al que le pregunté:

-Buen día, jefe, ¿el camino a la Cascada Escondida es por acá?

-Noooo, es mucho más abajo.

Nos miramos con Moni, sin saber qué hacer.

-¿Y sabrá indicarnos cómo llegar?- le pregunté al señor.

-Es fácil-, contestó.- Vuelven por este camino, siempre bajando, hasta que empiezan a subir. Ahí van a ver un pino, el riachuelo, y un abedul más allá; ahí van hasta el riachuelo y lo siguen, nomás.

Le agradecimos, y comenzamos a deshacer el camino andado, en compañía de la familia con la que nos habíamos encontrado. Volvimos, y en el punto en que antes habíamos frenado y dudado, vimos que el camino comenzaba a subir un poco. No vimos rastro de un pino y/o abedul, pero el riacho estaba cerca, así que decidimos ir hasta el mismo, y en todo caso seguir camino por su orilla.

Paisaje en la búsqueda

Cruzamos una pequeña pradera. La familia tomó más para la izquierda, nosotros para la derecha. Bajamos hasta el riachuelito. Tratando de ver cómo seguir, noté que lo mejor era cruzarlo por unas rocas, y seguir por la otra orilla. Fuimos hasta ese punto, y me mandé primero.

-Ojo, que esa piedra mojada seguro es resbaladiza-, le dije a Moni.

Crucé yo, puse el pie derecho sobre esa piedra, me afirmé con una mano en una saliente, y luego puse también el pie izquierdo sobre la misma piedra. Cuando levanté el pie derecho para dar el último paso, el izquierdo resbaló y se me fue para el fondo del riacho, dándome un lindo golpe en la pierna, y terminando con las dos zapatillas completamente mojadas.

Moni pudo cruzar mejor, con la ayuda de mi mano, y seguimos caminando, siguiendo el río. Unos metros más tarde, no pudimos seguir y volvimos a cruzar el río, trepando nuevamente a la orilla original, y continuamos recorriéndola, a veces incluso separándonos del río.

En un punto nos volvimos a cruzar con la familia, que estaba intentando cruzar una parte del río, pero nosotros seguimos por la montaña, tratando de seguir al río pero no al detalle en la orilla, sino más arriba en la montaña. Luego de caminar y trepar unos diez minutos (obviamente a campo abierto, sin ningún tipo de camino ni nada), vimos que estábamos en problemas.

Al río lo teníamos mucho más abajo, no había forma fácil de bajar, y para arriba teníamos unos picos imposibles de escalar. Se abría una pradera a la derecha, que quizás nos permitiría ir bajando de forma menos peligrosa hasta el riacho, que había tomado un camino distinto e iba más para el sur. Yo iba adelante, tratando de ir encontrando el mejor camino, cuando me resbalé, caí sentado de culo, y comencé a deslizarme. Instintivamente me di vuelta y terminé boca abajo, pero firme sobre el terreno. Me paré y volví a donde estaba Moni, sin más consecuencia que mi pantalón mojado y embarrado, y un buen susto de ella, :).

Obviamente ese no era el mejor camino, buscamos y encontramos otro, y llegamos a esa pradera. Allí notamos que el descenso, aunque más parejo, no iba a ser fácil, ya que la pradera estaba húmeda, y con un resbalón allí íbamos a terminar en el fondo del valle. Antes de tomarlo, decidimos escalar hasta arriba del pico y ver qué encontrábamos del otro lado, para ver mejor qué hacíamos. Trepamos, y cuando llegamos arriba encontramos el camino por el que habíamos venido. La decisión fue fácil: antes de tratar de seguir el río, que realmente no sabíamos a dónde nos llevaba, elegimos volver por el camino conocido.

Como a la media hora de caminar el regreso, Moni encontró otro camino que parecía salir desde el principal. Como estábamos todavía con la ilusión de encontrar la cascada, decidimos explorarlo un poquito. Este nuevo sendero prometía: cada tanto veíamos unas piedritas apiladas arriba de las rocas, a modo de señal, y luego de caminar un rato encontramos un pino, el riachuelo, y otro árbol de fondo que bien podría ser un abedul. Pero tratamos de seguir por dónde indicaba el camino, y no pudimos encontrar por dónde seguir (ahora, mientras escribo esto, creo que quizás no era tan claro el sendero porque el riacho estaba bastante crecido, en función de las lluvias de los últimos días).

El pino, el riachuelo y el abedul

Decidimos remontar la bajada, nuevamente hasta el camino original, y continuamos el regreso. Luego de caminar un rato nos encontramos con una pareja que venía haciendo el mismo camino. A ellos les contamos lo aprendido con respecto a dónde llevaba el camino, y nos enteramos por ellos que el camino alternativo, que iba a la Cabeza del Indio, no estaba lejos de allí (ellos habían venido por ese camino). Luego de charlar unos minutos apenas, los despedimos y seguimos adelante. Un rato más tarde, con Moni frenamos unos minutos porque ella estaba apenas mareada, y vimos que el muchacho venía hacia nosotros, mientras la novia exploraba otro camino. Nos contó que estaban tratando de encontrar el camino hacia la cascada, y de paso nos señaló lo que era la piedra a la que llamaban Cabeza del Indio.

Se veía lejos, con unas personas sacando fotos, y atrás de la misma se intuía un camino. Con Moni no encontrábamos el sendero para ir hasta allí, así que decidimos cruzar el campo a lo bruto, sin importar camino, hasta llegar a dónde estaba esa gente. A esa altura del viaje parecía una tontería, y no fue gran cosa. Vimos cual era la piedra en cuestión, y llegamos a ella, pero no vimos la Cabeza que suponíamos debíamos ver.

Pero sí encontramos el camino para ir hacia el pueblo, así que seguimos por ese sendero. A los cinco minutos encontramos dos muchachos que habían arrancado hace poco el camino, así que nos enteramos que estábamos cerca. Seguimos caminando y descendiendo hacia el pueblo, y en un cuarto de hora más ya estábamos al final del camino.

¡Habíamos llegado finalmente al pueblo! Pero ahí nomás estaba el cartel para ir a ver otra cascadita, a quince minutos de caminata. Y como ya estábamos en el baile, seguimos bailando, y nos fuimos hasta la cascadita esta. El camino no era tan complicado, pero nosotros estábamos más que cansados. Llegamos a la cascada, y descansamos un rato.

Cascada, no la Escondida, pero buena igual

Luego emprendimos el regreso, desandando el camino hacia la cascada, y luego bajando desde ese lugar del pueblo hasta la entrada del mismo, donde teníamos el auto y habían unos bares y restaurantes.

Ahora con toda la historia contada, les puedo comentar mejor el mapa que les mostré al principio. Nosotros arrancamos desde Pueblo A. El camino indicado como verde-azul-verde, hasta Pueblo B es el que teóricamente duraba cincuenta minutos. El camino indicado como verde-rojo-verde es el que teóricamente duraba cuatro horas. Nosotros hicimos el primer tramo en verde, casi todo el rojo (nunca llegamos a la cascada escondida) más el punteado hasta la casa del baqueano, más las exploraciones varias, el verde hasta el pueblo nuevamente, y encima el naranja hasta la cascada grande, :)

Llegamos al final luego de seis horas de paseo. Estábamos al límite de nuestro estado físico, no tanto por la caminata, sino también por las vicisitudes vividas, y especialmente porque no habíamos comido absolutamente nada desde el desayuno en casa. Así que, a riesgo de adelgazar algo, cuando llegamos a la entrada nos clavamos una cerveza y unas papas fritas, :).

Volvimos a casa enseguida, casi sin poder caminar. Llegamos y nos bañamos; yo estaba bastante roto: una ampolla en cada pie, obviamente ya reventadas, un raspón en la espalda, justo arriba del culo, y un huevo en la mitad de la pierna. Moni estaba sólo dolorida, en función del esfuerzo realizado.

Comimos algo, y nos fuimos a dormir: eran las ocho de la noche, pero estábamos agotados. Yo creí que iba a dormir un rato y luego levantarnos, ¡pero dormimos doce horas seguidas! Como dijeron Los Bitle en su momento, anochecer de un día agitado. ¡Si señor!

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Vacaciones en Córdoba

Arrancamos el sábado 26, tempranito tempranito, ya que el viaje era bastante largo. Como pasábamos por Rosario, decidimos entrar y pegar una vuelta.

Y, por supuesto, visitar el Monumento a la Bandera. Lamentablemente el tiempo no acompañó, y tuvimos que esperar un rato que baje un poco la lluvia para salir (de paso comimos en el auto, nos hicimos unos sanguchitos con cosas que habíamos llevado y otras que habíamos comprado ahí).

Monumento a la Bandera, en Rosario

Luego seguimos viaje. Llegamos a la zona del Valle de Calamuchita bastante tarde, pero aún de día (gracias a la longitud en la que estábamos y a la hora adelantada). Pero desde la ruta a Villa Berna en sí el camino lleva tiempo, porque es un mejorado bastante complicado, y como era la primera vez que lo hacíamos tardamos bastante.

La cuestión es que llegamos a la Villa totalmente a oscuras. Luego de pegar un par de vueltas encontramos las cabañas. Nos estaban esperando, así que no tuvimos mayor inconveniente.

La cabaña era una casita de un ambiente con una cocinita en una esquina, un baño, y nada más. Pero estaba lo suficientemente equipada: horno, anafe, heladera, mesita, tele (que usamos poco), etc. Tenía también, afuera, una parrillita no techada.

Al llegar, bajamos todas las cosas, comimos algo, y a dormir.

Al otro día decidimos visitar La Cumbrecita. Nos fijamos en el mapa, y estábamos a unos 7 km. Le pregunté a Chaghi cual era la velocidad de caminata no forzada, y me dijo que unos 4 km/h (el viaje caminando serían menos de dos horas), así que decidimos ir a pata. Hicimos el viaje de ida en una hora y cuarenta, y el de vuelta en una hora y treinta y cinco minutos. Nada mal. El día estaba despejado, así que disfrutamos de unos paisajes bárbaros.

Vista de las montañas

Allá en La Cumbrecita no hicimos demasiado, porque mal que bien estábamos cansados. Así que pegamos una vuelta ínfima, almorzamos en un lindo restaurant suizo, y nada más. Luego de volver a casa, boludeamos un rato y nada más en el día.

El lunes amaneció lindo, también, y decidimos pegarnos una vuelta por Villa General Belgrano. Cuando llegamos el cielo se estaba complicando, pero tuvimos tiempo de pasear por la calle principal, almorzar en una fábrica de cerveza (que visitaríamos luego), y volver a pasear un poquito más.

Queríamos comprar unas cosas en el súper, pero la lluvia nos empezó a correr, así que volvimos al auto y buscamos así un supermercado. Cuando lo encontramos, la lluvia ya era torrencial. Compramos algunas cosas, y cuando salimos... ¡la lluvia era mucho peor!

Temí realmente por el viaje de vuelta, ya que los 16 km de mejorado que teníamos para entrar a Villa Berna no parecían muy amigables con la lluvia. Pero en el viaje de Gral Belgrano hasta ese punto la lluvia amainó y casi que paró. Y el mejorado realmente se bancó el agua, así que no tuvimos problema. Eso sí: llegamos a casa como a las cinco de la tarde, y había un sol bárbaro, pero el día ya estaba terminado, :(

El martes también amaneció lindo. Fuimos a pasear un rato por el río Intiyaco, el cual no está muy lejos de donde parábamos. Aprovechamos a sacar algunas fotos, y de paso, comprar unos pastelitos y un lindo queso casero. Volvimos a casa, para comer, pero ya no salimos, porque la tarde también vino de tormenta...

El miércoles amaneció feo, pero como ya le habíamos tomado el pulso al clima, decidimos ir a pasear igualmente. Esta vez fuimos a Embalse. El viaje de ida fue bajo una lluvia torrencial, pero ya llegando a Villa del Dique, el cielo estaba despejado. Caminamos un buen rato por el dique, subiendo, bajando a la central hidroeléctrica, etc.

El embalse

Luego seguimos para Embalse y almorzamos tipo picnic en una especie de islita cerca de la orilla (pudimos entrar con el auto, pero si el agua hubiese subido 5cm, no salíamos...). Leímos, volvimos a pasear, hasta dormimos una siesta (bah, yo, Moni tomó sol, jeje).

Volvimos a la tarde a casa: no llovía pero el clima estaba más o menos. Hacía un par de días que queríamos hacer un asado, y esta era la primera nochechita que veíamos que se podía, así que me puse manos a la obra. Me costó bastante poder prender el fuego, porque estaban húmedos hasta los fósforos... (había guardado unas hojas para prender, pero las prendía y se apagaban solas, de tan húmedas que estaban). Pero finalmente agarró, y pude encender unos carbones. Eso sí, luego empezó a llover intermitentemente, lo cual me hizo hacer malabarismos con el fuego y la carne, pero pudimos comer un rico asadito, bien hecho. Eso sí, un poco tarde, pero todo bien.

El jueves amaneció bastante lindo. Decidimos ir nuevamente a La Cumbrecita; esta vez iríamos con el auto, para poder pasear allá. La idea era hacer una o dos caminatas cortitas, y una actividad de aventura a la tarde, pero la realidad fue otra: ¡nos terminamos perdiendo en la montaña! Esta historia vale la pena otro post para ella solita, así que no les voy a adelantar nada por ahora. El punto es que no hicimos nada de lo planeado, y así se terminó el día.

Al otro día estábamos bastante cansados, así que dejamos cualquier actividad pesada para la tarde y dedicamos la mañana a recorrer un par de ríos (fuimos a Las Cañitas y a Los Reartes). Volvimos a almorzar a casa, con idea de salir a la tarde para hacer la aventura que queríamos hacer, en el Peñón del Águila.

Dudamos en salir, porque la segunda parte del día pintaba para lluvia, pero fuimos igual. A este lugar se podía acceder de dos maneras, en forma peatonal desde adentro de La Cumbrecita, o en auto, a unos kilómetros de la ruta (nos decidimos por esta última alternativa). Un rato antes de llegar, empezó a llover suavecito. Pero un minuto antes de estacionar el auto, la lluvia se volvió torrencial.

Estacionamos el auto, lo apagamos, y decidimos esperar que la lluvia baje un poco la intensidad. Error. La tormenta empeoró bastante, al punto que casi no se veía para afuera del auto. ¡Hasta comenzó a granizar! Estuvimos atrapados como una hora, y en un momentito que amainó decidimos bajar e ir hasta la estación del trencito que nos llevaría a hacer la actividad. Pero la gente que encontramos allí nos dijo que no habría actividad ese día, por lo llovido.

Nos resignamos, y encaramos la vuelta a casa. El viaje de vuelta estaba complicado, porque había llovido demasiado. Pero nunca nos esperábamos lo que encontramos: ¡que uno de los ríos había incrementado tanto su caudal que no lo podíamos atravesar!

¡Pucha che! El auto por acá no pasa...

La verdad es que dudé si tirarme a pasarlo con el auto, pero no me animé. Esperamos, y esperamos, y se notaba como el caudal bajaba, ya que la lluvia había parado. A los 15 minutos pasó una camioneta grande, 4x4, y lo cruzó despacio. Del otro lado el tipo me avisó que esperara 15 minutos más y lo cruce. Así que seguimos esperando, viendo como el caudal bajaba de a poco (y viendo también como una gran roca que estaba en el río se partía súbitamente por la mitad). Pero como no volvió a llover, finalmente el caudal bajó lo suficiente, y pudimos cruzar el río sin problemas, y continuamos el viaje de regreso.

El sábado era el último día de paseo. Decidimos ir a Santa Rosa de Calamuchita, en dónde habíamos visto una linda playita de rocas sobre un río como para tomar algo de sol y almorzar. Luego nos fuimos a terminar unas compras en Villa General Belgrano.

Como salimos temprano, logramos hacer todo y llegar a Gral Belgrano justo sobre la una del mediodía, y pudimos visitar la Fábrica de Cerveza Brunnen. Es una fábrica artesanal, de baja cantidad, y ellos dicen que es cerveza artesanal alemana porque la receta, las máquinas, y parte de los ingredientes son alemanes.

Les iba a explicar en detalle el proceso de elaboración, pero ahora revisando la página web de la fábrica encuentro que acá está el proceso (EDITADO: la url no existe más) muy bien explicado y con más detalles de los que recordaba...

Ese mismo sábado a la tarde queríamos hacer de una vez por todas el paseo en el Peñón del Águila, y esta vez sí pudimos. Fuimos en auto hasta el mismo punto que el día anterior, pero esta vez nos dieron el ok para las actividades (el día estaba impecable).

De esa estación nos llevaron al lugar de la actividad en lo que ellos llamaban un tren tirolés, que era una especie de vagón arrastrado por un tractorcito. Todo muy pintoresco, eso sí: todo pintado y ambientado a "lo suizo", con la geste vestida con las prendas típicas, y eso.

Nosotros fuimos principalmente por dos actividades: una era arborismo y la otra un espectáculo.

El arborismo estuvo bárbaro: luego de ponerte un equipo de seguridad te hacían recorrer unos puentes colgantes, aéreos, tendidos entre árboles. Los puentes iban desde uno bastante fácil hasta directamente no tener más que un cable de acero sobre el cual cruzar. Obviamente, por seguridad, siempre había otro cable de acero al cual uno iba enganchado, y del que te agarrabas para hacerla más fácil, :)

Colgados en el aire

Duró unos 20 o 25 minutos, y aunque no parece demasiado complicado, uno termina transpirado como si hubiese corrido una maratón. Moni terminó que no quería saber más nada, pero al rato ya tenía ganas de hacerlo de nuevo, :)

Luego de esto nos quedamos paseando un poco por el lugar visitando la costa del río, hasta que comenzó el espectáculo. El mismo versaba sobre la Leyenda de Gambrinus, leyenda que explicaría la aparición de la cerveza en el mundo a través de un pacto entre Gambrinus y el Diablo.

Más allá de la historia, que estaba buena, y que era todo actuado por humanos vestidos a la época y con caretas, el toque de distinción que hizo buenísimo el espectáculo fue que estaba, sin perder el sentido de la leyenda, adaptado a Córdoba. Incluso, la historia era semi relatada por un diablito muy cordobés que le otorgó un carisma fantástico a todo el show. Imperdible, por ejemplo, al mismísimo Ángel Negro... ¡bailando cumbia igual que la Mona Gimenez! Muy recomendado este lugar si llegan a ir por la zona, tanto para grandes como para chicos.

Entre que terminó todo y que volvimos a casa, el día ya había caducado. Empezamos a guardar todo, comimos algo, y nos fuimos a dormir. Es que el domingo nos levantamos a las cinco de la mañana, porque ese mismo día se festejaban los 90 años de mi abuela Cándida, así que salimos súper temprano de Córdoba y casi a las cuatro de la tarde ya estábamos en el cumpleaños.

Cumple de la abuela Cándida

Lo hicieron en Namuncurá, cerca de Ciudad Evita. Comimos un muy rico asado hecho por Iván y el tío Enrique, y la verdad es que la pasamos muy bien. Todos, incluso la abuela, como correspondía, :).

Obviamente, después del viaje y del cumpleaños al aire libre, a la noche casi que nos desmayamos del cansancio.

Pero fueron unas vacaciones muy muy lindas, con muchas actividades y emociones, en una zona a la que seguramente volveremos, :) Como siempre, en Flickr dejé las fotos.

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Wikipedia para todos

¿Cuál es la idea?

Wikipedia Offline, o CDPedia, es un proyecto de PyAr que arrancó hace un par de años.

El proyecto básicamente es armar un CD (originalmente, al menos, hoy en día podríamos armar también un DVD, por la cantidad actual de información) que contenga toda o gran parte de la Wikipedia en español.

Al tener toda la info en el disco, no es necesario estar conectado a internet para hacer uso de la Wikipedia, lo que permitiría la utilización de este conocimiento en lugares donde la conexión es complicada, cara, o directamente inexistente. Apuntamos también a minimizar los recursos necesarios para hacer uso de esta herramienta, de manera que se pueda utilizar en computadoras más o menos básicas. En resumen, nuestro objetivo es que se pueda utilizar la Wikipedia en las escuelas de todo el país, aunque tengan computadoras viejas y no estén conectadas a internet.

Al CD se lo puede utilizar de dos maneras. Una es sin instalación alguna: con sólo tener un navegador web instalado en la máquina, uno pone el CD y comienza a usarlo directamente. La otra manera es realizando la instalación.

Este último método tiene el único costo de tener que tener espacio libre en el disco rígido, pero también algunas ventajas importantes:

  • Velocidad: Todas las consultas se harán sobre el disco rígido y no sobre el CD, lo cual es más rápido. También es probable que al instalar expandamos algunas estructuras de datos, que en la consulta directa al CD tenga que hacerse en el momento.

  • Accesibilidad: En el momento de la instalación (o más adelante, existe la opción), se puede crear un índice completo de la Wikipedia. Esto permitiría realizar búsquedas en el cuerpo de los artículos y no sólo en los títulos.

  • Reutilización: Una vez instalado el producto, se puede prestar o regalar el CD a otra persona, y que lo utilice como quiera.

Es importante recalcar que alentamos y recomendamos la distribución de los CDs armados, de manera que la información sea accesible por más gente. Otro detalle es que el producto debe correr en los tres principales entornos de usuario final: Linux, Windows y Mac.

Laburando

Mi idea es aprovechar el Campamento Python a realizarse en Córdoba del 15 al 18 de Febrero para trabajar en este proyecto. Recuerden traer el 7z instalado, para poder comprimir y descomprimir archivos en este formato, y los estáticos (que deberían encontrar acá, pero no sé por qué en este momento no están todos).

El proyecto estuvo bastante tiempo abandonado, luego de unos esfuerzos iniciales, y apenas lo retomamos Alecu y el que suscribe el día del Taller de Software Libre, dónde retomamos un poco el hilo del desarrollo. El repositorio está acá y tienen más info del proyecto acá (aunque hay que revisarla y retrabajarla).

Cabe acotar que los esfuerzos iniciales se vieron truncados ante la imposibilidad de lograr un objetivo que era demasiado ambicioso, que versaba sobre los requerimientos mínimos de la máquina donde este producto debía correr. Es por eso que ahora no tenemos estos requerimientos, sino que la idea es hacerlo, y luego ver qué máquina se necesita (y optimizar lo que corresponda si no estamos satisfechos en ese aspecto).

El principal inconveniente que encontramos al retomar el proyecto es que cuando arrancamos con el mismo, el dump estático de la Wikipedia (que es con lo que trabajamos como fuente de datos, un archivo que libera la Wikipedia y que para español se llama wikipedia-es-html.7z) pesaba 1559 MB y tenía adentro 171 mil archivos, y cuando lo revisamos con Alecu el otro día pesaba 8757 MB y tenía adentro 759 mil archivos. Por esto tuvimos que modificar algunas herramientas que trabajaban con ese archivo expandido, para que trabajen directamente con el comprimido.

El otro problema con el que nos enfrentamos es que ahora es imposible meter toda la info en un CD, y que o tenemos que usar un DVD, o tenemos que recortar la info de alguna manera. Tengan en cuenta que todo esos archivos son solamente los htmls, y no las imágenes...

Partes del proyecto

Para que varias personas puedan trabajar en el proyecto como equipos separados, rearmé la estructura del mismo en función de tareas separadas que no interactúan demasiado entre sí, sino que bastaría con definir con qué termina una etapa y qué tomaría la siguiente para trabajar.

La primera etapa toma el archivo crudo obtenido de la Wikipedia, y deja la info resultante para trabajar. La segunda etapa toma esta información, genera los datos complementarios necesarios (como estructuras de índices, por ejemplo), y arma la info final consultable. La tercera etapa es la que permite consultar esta info, instalar el producto, etc, y deja como resultado final el .iso listo para quemar en los discos.

Paso a detallar, entonces, qué tenemos en cada etapa del proyecto, y qué faltaría, de manera de que todos podamos ir pensando con anterioridad al campamento qué hacer en cada etapa, y luego allí podamos discutirlo.

Primera etapa, o Preproceso

La fuente de info aquí es el archivo que ya deberíamos tener bajado en el disco, más las imágenes que bajaríamos luego, y un dato importante que viene de la segunda etapa del proyecto, y es el tamaño máximo que deberíamos ocupar en el disco.

Los pasos en esta etapa, a groso modo, son:

  • Agarrar los htmls del archivo: deberíamos tener el archivo ya bajado de antes!

  • Descartar aquellas páginas que no queremos: algunas páginas se descartan siempre (discusiones de usuarios, etc.), otras en función de un análisis más elaborado que está recortando nuestra información.

  • Limpiar las páginas que sí queremos: cuando decidimos quedarnos con ese html, no queremos todo ese html.

  • Bajar las imágenes en los tamaños deseados: al final, luego de ver el tamaño que ocupa el texto que decidimos guardar, bajamos las imágenes que correspondan.

Con respecto a descartar las páginas, cómo dije recién tenemos dos grupos:

  • Descartar según tipo: En función del tipo de página y de cuanto ocupan todas aquellas de ese tipo, debemos decidir si guardarlas o no. Para esto, primero hay que realizar un análisis previo, decidir qué grupos conservar, y filtrar. En config.py tenemos el archivo de configuración de qué quedarnos y qué no. La estadística que figura en ese archivo sale de correr makeLista.py. Tenemos también el programa SearchAndDestroy.py que utiliza la info de config antedicha y limpia el archivo comprimido (tener en cuenta que este programa no fue actualizado, por lo que intenta descomprimir el archivo, lo que seguramente nos traerá problemas a nivel de espacio de disco; tenemos que adaptarlo para que vaya retirando del .7z sólo lo que corresponde).

  • Descartar información: Como todo no entra en un CD (y posiblemente, dentro de un tiempo, tampoco en un DVD), tenemos que prever alguna forma de descartar información válida (o sea, páginas reales, que de alguna manera determinamos que son menos importantes que las que queremos guardar). El punto álgido aquí, obviamente, es cómo saber qué páginas son más importantes que otras. Hemos discutido varias alternativas, como sacar estadísticas sobre tráfico real (con el problema de que esta info es muy difícil de conseguir), o utilizar las votaciones de calidad de las páginas (con el problema de que hay muy pocas evaluadas de esta manera). La mejor solución encontrada hasta ahora es ponerle puntos a cada página en función de cuantas otras páginas apuntan a esta (algoritmo que hemos dado en llamar Peishranc, ver el programa peishranc.py); esto tiene la ventaja de que seguramente estamos evaluando popularidad (cuanta más puntas para llegar a una página, es más probable qué lleguemos a ella), de alguna manera calidad (es más probable que una página buena esté muy referenciada), y encima es el método que mejor asegura una buena navegación en la Wikipedia Offline (si eliminamos las páginas menos referenciadas, minimizamos la posibilidad de que alguien haga click a una página que no incluimos).

Luego de hacer toooodos estos análisis, hay que evaluar cual es el peso de las páginas que decidimos conservar, y evaluar qué imágenes ponemos para terminar de llenar la capacidad que nos indicaron al principio. Podemos poner imágenes para todas las páginas, o sólo para aquellas con peishranc más alto, pero en cualquier caso las tenemos que bajar en el momento (el archivo completo pesa como 100 GB), y achicarlas en tamaño ya que es mejor poner muchas imágenes más chicas que pocas en tamaño original (atención: ver si no es posible bajarlas directamente del tamaño deseado). Ver el programa convertidor.py, que va jugando con un conjunto de imágenes hasta que todas ocupan un tamaño determinado.

Segunda etapa, o Armado

En esta segunda etapa debemos armar las estructuras complementarias de la información que nos dejaron. El índice de los títulos es la estructura más obvia a armar. Pero también debemos proveer un programa que genere un índice completo de la info de la Wikipedia para el momento de la instalación.

Es responsabilidad de esta etapa generar también los programas o interfaces que permitan la utilización de estas estructuras adicionales, especificando de forma clara (bah, la API) para que la interfaz de usuario final permita acceder a la información necesaria.

Con respecto al full text index, hay un programa cdpindex.py que ya exploró algo de esto, pero no sé en qué estado está (preguntarle a Lucio).

Un número interesante que sacamos de esta segunda etapa es el overhead que le ponemos a la info cruda, a nivel estadístico. Por ejemplo, podríamos ocupar un 20% más.

Tercer etapa, o Aplicación

Esta es la etapa que tiene que manejar distintos sistemas por separado:

  • Server web para servir las páginas, modificándolas para que apunten a el mismo servidor y no a la web (ver si esto es mejor hacerlo antes). Ver el server.py.

  • Página principal: Es la primera que ve el usuario final al arrancar el sistema, y permitiría buscar en la Wikipedia, ver algún artículo al azar, posiblemente ver algunos recomendados (en función del peishranc) o el historial del usuario, etc. También permitiría instalar el producto, si lo estamos usando desde CD o DVD.

  • Instalador: Permite copiar toda la info al disco duro, armar los accesos directos correspondientes, generar estructuras de datos adicionales si el usuario decide hacerlo en ese momento, etc.

Tanto el servidor web como el instalador (¡especialmente el instalador!), tienen que ser multiplataforma.

El espacio que ocuparían estos sistemas debería ser bastante estático. Con este dato, y en función del overhead de la etapa 2, podríamos indicar un número bastante acertado para que la primera etapa se acote a si misma.

Conclusiones

Hay mucho laburo para hacer. Pero antes que nada, debemos decidir bastantes detalles.

El sistema no es sencillo. Implica procesar una alta cantidad de datos, bajar muchas imágenes de la red, armar estructuras de datos complejas, servir páginas web, e instaladores multiplataforma.

Pero es un desafío súper interesante, y sé que Python Argentina está a la altura del mismo (aunque nos lleve tiempo, je).

¡Ahí vamos!

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