Cena Gurmé

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El sábado a la noche hice en casa la "Cena Gurmé", una cena más elaborada de lo que hago normalmente cuando invito gente, para pocas personas (básicamente porque la mesa más grande de casa no es demasiado grande).

Esta es la invitación que les mandé a los pocos que tuvieron la oportunidad de venir:

Invitación a la Cena Gurmé

La idea de este post no es sólo contar que salió todo bien, que la pasamos bárbaro, que terminamos con la panza bien llena y agradecerle a Moni por toda la ayuda, sino pasar las recetas de cada plato.

Ahí vamos.

Bruschetas a los tres mares

Como podrán adivinar, son bruschetas. Tres. Y cuyo componente principal en cada caso se saca del mar :p

Antes que nada hay que conseguirse un pan rico en la panadería que se pueda cortar bastante en diagonal y obtener una pieza alargada. Luego mandar las fetas de pan al horno hasta tostar, rociándolos con aceite de oliva.

Para la primeras bruschetas armar una pasta con queso crema, jugo de limón, y rayadura de cáscara de limón (recuerden usar sólo la parte amarilla, la blanca es muy amarga). La pasta tiene que quedar con sabor alimonado, y no se tiene que notar la rayadura del limón (sino sería mucho! incluso sin verlos se sienten en boca).

Entonces, untar generosamente las bruschetas con esta pasta, y luego acomodar una buena porción de salmón rosado crudo. Completar con un poco de jugo de limón.

Bruschetas de salmón sobre crema alimonada

La salsa de las segundas bruschetas implica tener preparada de antes una provenzal casera, al menos con tres o cuatro días de anticipación para que sea sabrosa. Mezclarla con mayonesa y queso crema.

En el momento, saltear en aceite de oliva langostinos pelados, hasta empezar a dorar.

El armado es sencillo: una buena ración de la crema a la provenzal, dos o tres langostinos (en función del tamaño de los mismos y la tostada), y completar con algunas gotas de jugo de limón y un poco de perejil fresco picado en el momento.

Bruschetas de langostinos saltados sobre crema a la provenzal

La tercer tanda termina de subir en sabor, e incluso es caliente. El pescado en este caso son sardinas naturales (¡no en latas); yo conseguí unas portuguesas que vienen congeladas, en el Mercado Central... no sé en qué otro lado conseguirlas, mi segunda opción sería "la pescadería del supermercado" del barrio chino, en Capital (si conocés el barrio chino, sabés de qué estoy hablando ;). Y las conseguí enteras, así que las limpié (cabeza, cola, tripas), desespiné, y dejé listos por cada sardinas dos filetes.

Para poner sobre el pan, rehogar bien chiquito cebolla, ajo, y tomate. Los filetitos de sardinas también rehogarlos, que queden cocinados y calentitos, y armar así la bruscheta. Terminar rociándolas con aceite de oliva y un poco de perejil fresco.

Bruschetas de sardinas portuguesas naturales sobre colchón de rehogado de cebolla, tomate y ajo

Bondiola atrapada

Este es el plato principal, y lleva su tiempo armarlo. Tiene dos variantes, la más rica, y la apta para los que no les gusta la comida agridulce :)

Algunas horas antes (medio día, un día), cortar la bondiola en cubos (tamaño bocado) y meterlos en un tupper o una bolsa, para dejar macerar, con cerveza negra, ajo y perejil.

Pre-hervir papa (versión no-agridulce) y/o batata (versión rica), pero no que quede demasiado blanda. Poner un poco de sal, pero no mucha. También rehogar cebolla y cebolla de verdeo, salpimentar (de nuevo, ¡poca sal!).

Un rato antes de comer, luego del tiempo de macerado, saltar los cubitos de bondiola, e irlos separando. Levantar el fondo de cocción con salsa de soja (que es salada, por eso los avisos de arriba de guarda con la sal).

En unos cacharritos aptos para horno, poner una base de pedacitos de la papa (versión aburrida), o de la batata, agregando ciruela pasa (versión copada). Luego los pedacitos de carne y la cebolla, más lo que se levantó de la sartén. Si parece que queda "seco", no se preocupen.

Hacer una masa de pizza o de pan, y al final del amasado mezclar con romero. Con esta masa tapar los cacharritos de manera de cubrirlos bien y que sobre un poco en el borde. Les decía que no se preocupen si quedó seco, porque va a evaporar poco, y a la carne le quedan jugos para largar.

Meter los cacharritos en el horno, y dejar un rato, unos 15 o 20 minutos. Un ratín luego de meterlos, antes de que la tapa de masa se termine de cocinar, rociarla con aceite de oliva.

Sacar y servir caliente. ¡Guarda que quema!

Bondiolita macerada con batata y ciruela, terminada al horno en cazuela cerrada

Flan cara y ceca

Acá no hay muchos secretos, pero la clave está en hacer un buen flan. Con huevos, azúcar, leche, etc., no una porquería de polvito, eh! Bien sabroso, como siempre lo hace Moni.

Servirlo con tu dulce de leche preferido, y crema chantilly de verdad (de nuevo, nada de porquerías de tubito en aerosol), batida un rato antes para que tenga heladera y quede en su punto justo (a mí me salió un poco chirla, debo reconocer).

Flan casero casero con dulce de leche regalado por hermana y crema Chantilly

Las bebidas

La gente llegó puntual, alrededor de una hora y pico antes que salieran las primeras bruschetas.

Arrancamos con un aperitivo refrescante. Como teníamos ganas de jugar, Lucio preparó algo que nadie sabía como hacer, pero con una base que habíamos elegido antes (pisco peruano, agua tónica, limón).

Con las bruschetas abrimos un vino blanco, bien fresco, que estuvo ideal para las primeras dos tandas. También se tomó cerveza.

Para la tercer tanda de bruschetas, y especialmente el plato principal, lo mejor es vino tinto. Lo que hice acá fue ofrecer unas seis o siete botellas distintas, y dejar que la gente elija lo que prefiera: empezamos con un Trumpeter malbec, seguimos con un Gascón reserva Cabernet Sauvignon... pero la idea es que elijan un poco en función del gusto de los comensales.

Para terminar, un cafecito rico :). ¡Provecho!

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