Rock and roll all night long

El viernes tuve una de la mejores experiencias de mi vida en lo que a rocanrol concierne. Parece exagerado, pero no: se dieron muchas pequeñas coincidencias para que fuese así.

La búsqueda

Durante la semana yo había recibido un mail de Marisa indicando que tocaban Todas Para Uno y La Percanta en El bar de Luisa. Aunque yo no tenía ni idea de donde era, en el mail estaba explicado como llegar; era cerca de casa, a dos cuadras del autódromo, el mail indicaba un cruce de calles.

Decían que había que estar tipo medianoche, y aunque sé que no comenzarían hasta una hora mínimo más tarde, fui alrededor de esa hora para tener tiempo de encontrar el lugar. Llegué a la esquina indicada, y ni rastros de algo que tuviese pinta de bar y onda rocanrol.

Estuve un rato parado en la esquina, y le pregunté a un par que pasaron, y nada. A media cuadra había un pool, así que entré, jugué un partido y tomé una cerveza, y cuando salí le pregunté al dueño si conocía el bar. Sí, era a una cuadra de ahí, atrás de un locutorio.

Lo de "atrás de un locutorio", más allá de obvias reminiscencias lesluthierísticas, parecía raro. Fui, y sí nomás, era atrás del locutorio. Mejor dicho, son dos locales con comunicación interna, por lo que al Bar propiamente dicho se podía acceder a través del locutorio o pegando la vuelta al mercadito y entrando por su correspondiente puerta.

El Bar de Luisa

Me encantó, porque tiene una onda "barrio" que hace rato que no encontraba. Una barra, tres pools, rocanrol. Sin pretensiones de nada raro, es un lugar al que uno puede ir a tomarse una cerveza y jugar un pool, y sentirse de entre casa.

Cuando llegué estaban todas las mesas de pool ocupadas, así que me puse a mirar como jugaban otros, mientras relojeaba a ver si venía la banda. Había visto a un par con remeras de La Percanta, pero lo confirmé cuando vi a Ariel, el guitarrista principal de la banda.

Al rato llegaron un par más, y comenzaron a poner equipos en un rincón y a zapar un rato. Llegó Marisa, y ahí más o menos largaron.

ArielMarisa, y de fondo el Oso

Rocanrol

Sin estar ninguna de las dos bandas tocando como grupo en sí, y sin micrófono, comenzaron a zapar con Ariel en batería, el Oso al bajo y Marisa con la guitarra.

Luego fueron llegando más músicos: Laura, Fabiana y el Buda, y luego un muchacho que no sé el nombre. Iban alternándose los instrumentos, cambiando según tenían ganas o estaban cansados. Eso es una de las cosas que me encantan de esta gente: según lo sientan van rotando los instrumentos y zapando, y siempre bien.

El BudaAriel en batería, no sé el nombre del otro chico

Sin micrófono en toda la noche, iban de temas propios, a covers, a zapar en su más pura expresión. A veces cantaban, a veces cantábamos todos, especialmente cuando se largaban con clásicos como Ji ji ji, o Quiero un 69.

Y bailábamos todos, la verdad es que la gente también tenía una onda bárbara, devolviendo a los músicos toda esa energía que ellos transmitían.

Laura

En la única pausa de diez minutos que hicieron, conocí a la gente de La Grosera, una revista que está naciendo y cuya idea es difundir a bandas under, tratando de darles un espacio alternativo a los medios de difusión establecidos, en los que se necesita mucho dinero para entrar (y, como siempre, resignar libertad).

Es una idea meritoria, espero que la puedan seguir desarrollando. Y trataré de ayudar en lo que pueda.

El OsoAriel, y de fondo el Buda

Habiendo arrancado a eso de las dos de la mañana, siguieron casi sin parar hasta las siete, cuando ya había amanecido y todo. Luego cortaron, pero a la media hora ya habían comenzado nuevamente, con una onda más tranqui: Marisa en la batería y Laura en guitarra comenzaron a ensayar un par de reagges, y luego se les sumó Fabi y Ariel.

Ya más tranquis

A esa altura, yo ya estaba destruído, y con el sueño de haber arrancado el viernes laburando, así que me quedé un rato más y a eso de las ocho saludé y enfilé para casa.

Conclusión

Una noche de rocanrol como nunca había vivido. Baile, canto. Fiesta. Con músicos que disfrutan muchísimo lo que hacen, y se nota en lo que transmiten, una alegría y una energía bárbara.

Energía

Me llevo haber conocido el Bar de Luisa, y la confirmación de que esta gente, hoy por hoy, son los que me mueven a ver rocanrol en vivo y directo (como no es el caso con otras bandas más grandes y establecidas que me tienen un poco apagado). Terminé la semana con rocanrol en el corazón y en el cuerpo, una de las mejores noches desde hace meses. Y no voy a dejar de agradecérselos.

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