Herramientas digitales

Siempre que se habla de la brecha digital, siento que se tiende a simplificar todo demasiado. Quizás esto sea inevitable, porque es normal que conceptos complejos se reduzcan hasta que pierden cuerpo cuando alcanzan medios masivos de comunicación.

Pero incluso fuera de los medios masivos, creo que muchas veces se maneja el uso de las computadoras como algo con dos capas, especialmente al hablar de contenidos: consumir contenidos, y crear contenidos.

Yo quiero traer a colación una tercer capa, más profunda que las anteriores.

Volviendo al contenido, por ejemplo, se viene hablando hace rato que hay un cambio de comportamiento con respecto al uso de herramientas digitales; los usuarios estás pasando de sólo consumir contenido a través de la computadora, a también crearlo (se habla mucho de los blogs, compartir videos caseros, etc).

Pero, expresando de otra manera estos dos comportamientos, podemos ver que se está pasando de usar herramientas para el consumo de contenido, a usar herramientas para la creación de contenido. Puesto de esta forma, es casi obvia la tercer capa o fase... ¿y qué pasa con la creación de herramientas?

Hay una analogía, que aunque no exacta, puede ser ejemplificadora. Tomemos el caso del motor del auto. Todos lo usamos, cuando usamos un auto (lo que equivaldría a consumir el contenido). Algunos, hasta saben arreglarlo, modificarlo (lo que equivaldría a generar el contenido); los talleres mecánicos son los centros especializados en estos cambios. Pocos talleres, sin embargo, tienen la capacidad de crear sus propias herramientas para arreglar los motores.

En la computadora la dinámica es distinta. A diferencia del motor, donde muchos lo usan, pocos lo saben arreglar, y menos aún pueden crear sus propias herramientas para arreglarlo, tenemos que no hay una barrera física entre el usuario y el objeto. Sí, la computadora sale dinero, ponerla a funcionar sale dinero, y esto es una barrera entre la persona y su acceso a la computadora. Pero una vez que accedió a la misma, no hay mayor barrera entre usar herramientas para consumir contenido, usar herramientas para producir contenido, y construir otras nuevas herramientas.

La única barrera es el conocimiento.

¿Pero por qué no se habla tanto de esta tercer fase? No lo sé... quizás sea que todavía es temprano en la adopción de la informática por parte de la gente (tenemos computadoras desde hace más de 60 años, sólo en los últimos 20 es algo masivo como tecnología, y todavía es un bien de consumo caro), o quizás es que a muchos no les conviene que la única barrera sea el conocimiento (por ejemplo, a menos que uses software libre, las herramientas de desarrollo son caras, más caras que la computadora misma).

La OLPC (el proyecto que pretendía entregar una laptop a cada chico) revolucionó el mundo en algunas formas, por ejemplo porque forzó a los fabricantes de computadoras a la creación del segmento netbook (laptops del orden de los 200 dólares, con menos capacidades que una notebook grande, pero con las suficientes para hacer el 90% de lo que uno hace en la notebook o computadora de escritorio; este segmento todavía no explotó, pero se viene!).

Sin embargo, la OLPC era visionaria en otros aspectos, como en la de consumo/creación de contenidos: el set de herramientas básicas apuntaba a que los niños no sólo consuman contenido, sino que lo creen y que lo hagan de forma colaborativa con otros niños. Entonces, tenía herramientas para escribir, para dibujar, para hacer música, fotos, videos, todo integrado en la máquina, y listo para que dos chicos en dos máquinas (o más), trabajen colaborando en el mismo texto, canción, etc.

Pero hay un detalle que es poco conocido de la OLPC, y es que también apuntaba a facilitar el salto a la tercer fase. Ya que tanto las aplicaciones como la interfaz gráfica de la OLPC estaban hechas en Python (donde el código que uno ve es el código que la máquina interpreta), los chicos tenían la posibilidad de, al estar usando cualquier cosa, apretar un botón y ver el código de esa cosa. Y no sólo verlo, también tocarlo en el mismo momento, facilitando el aprendizaje necesario para la modificación (y luego naturalmente la creación de) las herramientas de uso diario.

No sé qué pasará a futuro. La creación de herramientas, hoy por hoy, es algo que conlleva conocimiento especializado, y tiempo. Estoy seguro que todos alcanzaremos esta tercera fase, aunque quizás para que esto suceda la computadora tendrá que evolucionar lo suficiente como para que la creación de herramientas sea algo sencillo. Quizás que uno pueda expresar casi verbalmente en el lenguaje humano al que está acostumbrado, o que uno tenga maneras gráficas e intuitivas de construir lo que se necesita.

Creo que no llegaremos a una etapa en donde todos sepan programar. Tener la capacidad de programar es algo que implica un nivel de abstracción alto, poder pensar lógicamente, etc. La humanidad sabe matemática desde hace miles de años, y hoy por hoy una persona promedio no sabe dividir mentalmente, así que no veo la evolución necesaria por este lado.

Pero la fase de creación de herramientas digitales existe, y a por ella vamos.

Nota: Donde dice "...a menos que uses software libre..." antes decía "...a menos que uses Linux...", y lo corregí por indicación de Fede Heinz en un comentario aquí mismo (además, ahora representa mejor lo que quise decir originalmente).

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Vacaciones en Barcelona

Después de los días que pasé en Barcelona por trabajo (AllHands y UDS), me tomé una semana de vacaciones. Moni hizo lo mismo, con lo cual tuvimos un lindo paseo los tres (contando a Felipe) por esta ciudad.

Moni llegó el sábado a la tarde, pero no hicimos nada en particular, ya que ella venía bien cansada: pasamos por el super y compramos varias cosas para la heladerita del apart hotel en el que estábamos, comimos, y nos fuimos a dormir temprano.

Al otro día salimos temprano, pasamos por el Arco del Triunfo, un parque con un lindo monumento azulejado, y luego encaramos para el Parc de la Ciutadella. La idea era recorrer una feria que había visto el domingo anterior, pero esta vez no había nada por el estilo. Moni no se sentía del todo bien, así que volvimos al hotel a media tarde, y ya nos quedamos allí.

Parque azulejado

El lunes arrancamos tarde porque Moni tenía que terminar unos informes de un curso que está haciendo. Arrancamos la mañana visitando La Sagrada Familia, uno de los monumentos arquitectónicos de Gaudí (que lástima que sea una iglesia...). Luego fuimos a la Barceloneta, justo para comer en un lugar que estuvo bárbaro (el truco de preguntarle a algún local). Luego del almuerzo seguimos paseando cerca del mar, especialmente por las playas. Es rara la combinación de playa cerca del centro de la ciudad... uno está acostumbrado a la ciudad grande sin mar, y a la playa en ciudades pequeñas. Las playas mismas también eran raras: no sólo por la arena mucho más gruesa que las de Argentina, sino también por el topless de buena parte de las féminas.

Al volver de las playas, atravesamos la zona de edificios de la Barceloneta, y con agrado nos encontramos la sorpresa de que había varias comparsas desfilando por las callecitas. Nos las quedamos viendo un rato, pero luego ya volvimos al hotel, porque al otro día había que levantarse temprano.

Playa!

El martes fuimos a una pequeña ciudad a menos de una hora de viaje: Badalona. Entre que no salimos tan temprano, que le pifiamos a un tren, y que paseamos un poco al llegar, se hizo la hora de almorzar. Elegimos un barcito muy chiquito, muy de pueblo, en el cual nos atendieron muy bien.

Luego fuimos a la playa (muy similar a la anterior), donde nos quedamos bastante, esta vez tomando sol y todo. Al ser más chica la ciudad, y no ser día festivo como el lunes, había mucha menos gente, así que estuvimos más que tranquilos. Cuando el sol empezó a caer, juntamos las cosas y nos fuimos a tomar el tren: llegamos al hotel super cansados...

Al otro día, luego de pasar por unos negocios de computación averiguando algunos precios y comprando un pen drive, fuimos al parque de Joan Miró. Lástima que la biblioteca estaba cerrada, pero el resto del parque estaba muy bien... pasamos por los juegos, toda una zona muy linda de plantas, y terminamos en la obra de arte principal:

Monumento en el Parque Miró

Luego almorzamos en un barzucho de por ahí, y emprendimos la subida a Montjüic. Caminamos un rato por los caminitos internos, hasta que llegamos a la Fundación Miró, a la que Moni tenía ganas de ir. La verdad que no estuvo muy bueno... tenían tres o cuatro cosas interesantes de Miró, y terminamos pasando más tiempo en la biblioteca del lugar (exclusivamente dedicada al pintor/escultor) que en otro lado.

De la zona nos fuimos en funicular: una especie de tren medio subterráneo que bajaba a unos 30 grados de pendiente, hasta combinar con una estación de metro abajo en la ciudad. De ahí derechito a casa, que el jueves iba a ser un día largo.

Es que al otro día nos fuimos a Tarragona, donde Tere nos recibió y ayudó durante todo el día (pero no se pudo quedar con nosotros porque había tenido un pequeño accidente de moto tres días antes, y no se podía quedar sentada o parada mucho porque le dolía).

De la estación de tren nos llevó a la playa Sovinosa, en la que nos quedamos toda la mañana, hasta pasado el mediodía. La playa era muy linda, formada por una pequeña bahía, con arena muy muy fina. Además, era mitad playa normal y mitad playa nudista, así que aproveché para tomar sol completito, :)

Desnudo en el Mediterráneo

Tere nos pasó a buscar cerca de la playa, y nos llevó a su casa, donde nos pegamos un buen baño, y comimos una picadita muy rica mientras charlábamos. Cuando ya estábamos sin arena y listos para encarar el resto del día, nos llevó a pasear un rato por Tarragona, terminando en un restaurant muy lindo donde comimos una paella de mariscos que estaba genial.

Luego, con la panza llena, salimos a caminar por la ciudad, hasta que no dimos más del cansancio, y nos sentamos a tomar algo en un bar, por donde nos pasó a buscar nuevamente Tere para llevarnos a la estación. ¡Gracias Tere por toda la ayuda, lástima que no pudiste quedarte con nosotros todo el día! Volvimos a casa realmente rotos, derechito a dormir.

El viernes el día arrancó gris, amagando lluvia. Fuimos caminando hasta La Pedrera, una de las obras civiles más lindas de Gaudí. Entramos y fuimos derechito a la terraza, antes de que la cierren por lluvia, y luego recorrimos el resto del edificio. Luego volvimos al hotel, y llegamos justo, ya que a los diez minutos de entrar se largó a llover mucho...

Nota aparte sobre Gaudí... me encanta el arte que tiene, y la ingeniería con que arma sus obras arquitectónicas. Pero me entristece como durante su vida pasó del cooperativismo a la burguesía, convirtiéndose también al catolicismo. Esto se ve en la evolución de sus obras, pero yo lo repito acá con la autoridad de haberlo leído en una de las infografías del museo dentro de La Pedrera.

Los tres en la terraza de La Pedrera

Al atardecer salimos a pasear más por el centro. Encontramos un mercado muy bueno, el Mercat St. Josep, con mucha variedad de frutas, verduras, carnes, pescados, mariscos, dulces, embutidos, de todo. No compramos nada, porque ya se nos acababa la estadía... ¡lástima que no lo descubrimos antes!

Luego de caminar un rato por las callejuelas del Barrio Gótico, encontramos un lugar con una linda onda como para cenar. Resultó ser comida vasca, y la verdad que estaba muy bien (no sólo la comida... el lugar era bárbaro). Después de comer, un poco más de paseo, y a dormir.

El sábado, último día en Barcelona, arrancamos temprano para terminar temprano. Recorrimos bastante del Park Güell, y después enfilamos para el centro, al Museo Picasso. El museo estaba bastante bien, aunque podría ser más barato (y nosotros podríamos haber sabido que el primer domingo de cada mes es gratis...). Me gusta Picasso, pero también confirmé que no me gusta el cubismo.

El domingo nos levantamos muy temprano, terminamos de armar todas las valijas, y a las siete estábamos saliendo para el aeropuerto. Luego de un corto e incómodo viaje llegamos a Madrid, con algo de demora, pero a tiempo para encontrarnos con Javi y Cheli, que nos esperaban en la entrada del Museo del Prado. Igual no entramos directamente, porque resulta que cambiaron las reglas y ahora los domingos es gratis luego de las 17 horas...

Así que nos fuimos a pasear por toda la ciudad, comimos algo rico por ahí, seguimos paseando y caminando, fuimos al Museo, seguimos paseando, así toda la tarde. Ya cayendo la noche, nos metimos en un bar, donde tomamos algo y nos quedamos charlando hasta que fue la hora de irnos.

Nos tomamos el metro hasta el aeropuerto, y el avión a casa. Finalmente, ¡en Argentina de nuevo! Se extraña el hogar, y eso que estuve afuera sólo tres semanas...

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Frase

En los canales de IRC hay algo que se llama topic, que es una especie de título, o tópico del canal, y se usa mucho para contar de que va el mismo, hacer anuncios, etc.

En el canal de Python Argentina (#pyar, Freenode) lo usamos bastante libremente. Hoy fui a poner el anuncio de que necesitamos que propongan charlas para PyConAr09, y tuve que sacar la siguiente frase de Naty Bidart, pero como está tan buenísima, la copio acá para la posteridad:

Python es de las mejores cosas que te van a pasar en la vida ñoña.

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Karmic UDS

Pasó la semana del Ubuntu Developer Summit en preparación para Karmic Koala (Ubuntu 9.10).

El lunes tuvimos una reunión de equipo, donde vimos y definimos un montón de cosas, aunque quedaron varias otras por definir... veremos que pasa. Me hubiese gustado otro día más de reunión, pero bueno...

Los otros cuatro días me los pasé trabajando en uno de los próximos servicios que daremos en UbuntuOne. Trabajar en un servicio, pero dentro del UDS, implica que hay que ver qué cosas se van a necesitar que estén en el próximo Ubuntu, e ir estudiando cómo se van a acomodar esas cosas. Eso es lo bueno del UDS, te permite planear el trabajo de integración con anticipación.

Anyway... trabajé mucho, lo que implicaba en muchas ocasiones asistir a las reuniones de UDS para aprender, entender, o explicar/contar cosas. Otra faceta del laburo fue reunirnos con el equipo de diseño para discutir unos cambios en un diálogo, cosa que es muy difícil hacer a la distancia. Fue una semana bastante cansadora.

A la noche, cuando terminaba el trabajo formal, normalmente uno seguía con trabajo atrasado, o se iba a pasear un poco y conocer Barcelona. También armamos una regia picada en la habitación, y jugamos al Catán con los chicos, experiencia que involucró derramar aceite de boquerones sobre una cama (por suerte no pasó a mayores).

El miércoles aproveché para ir a cenar con Tere, Santi y Rosa Mari. Caminamos un rato buscando un buen lugar, y finalmente lo encontramos. Estuvo muy bien, hacía mucho que no veía a Tere, y a sus amigos no los conocía personalmente, así que estuvimos de charla y charla toda la noche.

Al otro día dijimos con Lucio que nos íbamos a quedar en el hotel, pero Martín nos dijo de ir a cenar, así que aprovechamos y fuimos a pasear por el Park Güell un rato, hasta que cayó bastante la luz, cenamos por ahí, y volvimos.

Park Güell

El viernes había un karaoke organizado por la empresa a la noche, así que dormí un par de horas de siesta, me levanté y fuí al bar que se había reservado todo para nosotros. Comí algo, tomé algo, escuché a algunos hacer que cantaban, y cuando me aburrí (bastante pronto), me volví al hotel.

Nos quedamos charlando un rato con Lucio, y de pronto me suena el celular: era Moni, que estaba en Ezeiza para tomar el vuelo hacia Barcelona, pero no la dejaban subir al avión por un detalle en el trámite de la compra del pasaje: yo no había presentado mi tarjeta para validarla (y eso que ya me habían debitado el dinero de mi cuenta y todo...). Corté con Moni y llamé a Iberia Argentina, pero sólo atienden de 9 a 18 (y eran las 20 en Arg, una de la mañana en España), así que llamé a Iberia España... me dijeron que tenía que presentar la tarjeta sí o sí (por suerte la tenía encima), y que a esa hora sólo había gente en los aeropuertos.

Así que me puse las zapatillas, salí corriendo a agarrar un taxi, y en 15 minutos estaba en el aeropuerto de Barcelona. En la zona de Iberia no había nadie, pero un guardia de seguridad me indicó dónde estaba Informaciones (yo ya estaba llamando a Iberia de nuevo), y la chica de allí salió corriendo a buscarme el supervisor de Iberia (alguien tenía que haber, dijo). Vino el supervisor, revisó la tarjeta, aprobó todo, e incluso habló con el de Iberia en Argentina. Finalmente se solucionó todo, y Moni pudo viajar, ¡pero que susto!

Al día siguiente Lucio se fue muy temprano, yo me levanté más tarde, junté todo, armé la valija, hice el checkout, y partí para el hotel donde estaría con Moni, en Barcelona una semana más.

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